Las pasiones en la política

En cualquier caso los odios generalmente no razonan sino que reaccionan de acuerdo a conveniencias particulares antes que sociales.

En toda actividad o relaciones humanas hay pasiones: amor, odio, envidia, celos, etc. y en política más, en especial la adhesión a partidos, grupos, dirigentes, etc.; y odio por motivos ideológicos, afectos o desafectos, por imitación, pero en particular por intereses personales o de grupos afectados por la gestión u omisión de algún personaje o sector político que ocasionó inconvenientes a terceros. Vemos fanatismos populistas en la historia mundial o nacional y las reacciones contrarias, por abusos o crímenes cometidos por esas corrientes. Históricamente en nuestro país ha habido polarización política desde la fundación de la república con el primer presidente y la Revolución marcista, luego el oscurantismo de García Moreno, el progresismo conservador y el liberalismo radical alfarista; el caudillismo velasquista, el cefepismo guevarista devenido en bucaramismo (PCD roldosista y la distorsión del PRE), hasta surgir el correísmo, cuya gestión muchos consideran positiva y que otros califican de nefasta, aplaudiendo al sucesor que desmontó lo estructurado en educación, salud, servicios públicos y en especial seguridad, y que desembocó en la actual crisis. Hasta hoy no se vislumbra solución, salvo múltiples ofertas. En cualquier caso los odios generalmente no razonan sino que reaccionan de acuerdo a conveniencias particulares antes que sociales.

Jorge Chambers Hidalgo