La pandemia que aún no tiene vacuna
14 años se ha luchado; la tarea no ha sido fácil, sus tentáculos de putrefacción tocaron todos los rincones e instituciones
Hace más de 14 años apareció la pandemia revolución ciudadana, variante contagiosa y peligrosa del virus socialismo del siglo XXI. Atacó a la mayoría, engendró tumores malignos, produjo metástasis con consecuencias funestas e irreversibles en niños, jóvenes, adultos, mayores, sin diferencia de clases (trabajadores, profesionales, intelectuales, amas de casa, desempleados y vagos). Atacó el sistema neurológico, provocó debilitamiento y escasez peligrosa de la razón, lógica y sensatez, insuficiencia moral, ataques fulminantes de deshonestidad, corrupción y descomposición. Convirtió a niños de ayer en delincuentes de hoy en niveles nunca vistos en Ecuador. 14 años se ha luchado; la tarea no ha sido fácil, sus tentáculos de putrefacción tocaron todos los rincones e instituciones y el trabajo de extirparlo no termina. No hay mascarillas para el cerebro, el alcohol no evitaba el contagio, no hay gárgaras para proteger el lóbulo central del cerebro y con la vacuna no ha sido fácil inmunizar. Las secuelas las vemos en todas partes y los focos de infección (prófugos, sentenciados y encarcelados) siguen propagando el virus con intención de volverlo a posicionar en esferas gubernamentales y de control, inventando variantes, métodos de contagio masivo. El tratamiento es: dos cucharadas de lógica, una de razonamiento, cinco gotas de honestidad y cinco de amor al país; mezclar bien y tomar en ayunas y pronunciar: por un Ecuador democrático, sin corrupción y en libertad.
Leonardo Javier Tapia Blacio