Alrededor de 1963, don Gonzalo Navas Dávila, quien tenía conocimientos como enfermero veterinario y conocía algo de química por su experiencia en el agro, hizo una mezcla de dos sustancias y creó un insecticida que llamó Gamasol. Dicho producto era un polvo blanco que se vendía empacado en pequeños sobres de papel con su nombre impreso; se lo usaba esparciéndolo en el piso para matar cucarachas. Su efectividad hizo que se conociera rápidamente en los barrios populares de Guayaquil en los 60 y 70. Por su alta demanda solicitó ayuda a familiares para aumentar la producción. Don Gonzalo vendía a comerciantes y estos a su vez lo llevaban a otras ciudades. Años más tardes hizo otra mezcla química y creó un insecticida para las moscas que llamó Áspid (como la culebra). Este polvo tenía un elemento dulce. Se mezclaba con una pequeña cantidad de agua y lo regaban por donde volaban las moscas; estas lo probaban y morían instantáneamente (soy testigo de ello).

Mi padre, que cumplirá 90 años el próximo diciembre, siempre recuerda su Gamasol, producto innovador en su época, pero como su memoria tiene vacíos, se llevará a la tumba los productos que mezcló para su creación. Los que vivimos en Guayaquil en los años 60 y 70, alguna vez escuchamos/usamos este insecticida artesanal efectivo para matar las cucarachas.

Lic. Julio César Navas Pazmiño