Es indispensable que la educación se convierta en nuestra prioridad

Tras mucho reflexionar sobre los males que nos aquejan, concluyo que la educación, sus cualidades, importancia, la calidad de los maestros, el interés de la sociedad en este aspecto trascendental, nos define como país. Qué aprendemos, qué enseñamos, cómo se forman las nuevas generaciones y cómo actuamos hoy. La educación no depende del humor o gustos de quien gobierna o maneja los recursos, sino de decisiones responsables de los ciudadanos para garantizar más y mejores oportunidades para todos. En Ecuador a través de los años la gran bonanza económica (por altos precios del petróleo) no ha sido utilizada para construir oportunidades de formación para sectores que por su condición económica deben incorporarse tempranamente al mercado laboral (los jóvenes de familias de bajos ingresos: la mayoría de la población). No pueden aprender un oficio, adquirir una habilidad que los califique cuando les corresponda incorporarse a la vida económica. Si la educación refleja lo que es una sociedad, nuestro balance es completamente malo. Las universidades están amenazadas por la politiquería e incomprensión de regímenes de turno, que hacen de la vista gorda a su importancia. Se les niega los recursos para cumplir con su alta misión de desarrollar el más alto nivel de potencialidades humanas de nuestros estudiantes. La situación de la educación en el país es tan grave que exige lo mejor de nosotros. ¡Convertir la educación en la clave del progreso técnico y humanístico es responsabilidad indelegable de los institutos públicos y privados, y la ciudadanía.

Ec. Mario Vargas Ochoa