No ser indiferentes

Las críticas no suelen ser agradables, pero lo importante es que contribuyan a luchar por un ambiente más justo y habitable. La mejor enseñanza siempre es la autocrítica, de uno consigo mismo. No podemos permanecer indiferentes ante los problemas de nuestro tiempo. Hemos de batallar por otro modo de vivir, con menos enfrentamientos, comprendiendo más y escuchándonos unos a otros. Una sociedad que vacía el fundamento antropológico de la familia, que activa el desencuentro, desestructura y desorienta, merece la pena luchar por cambiarla, ha de ser rescatada cuanto antes. Quizás necesitemos otro tipo de controles, fundados en la conciencia

Víctor Corcoba