Cuando la ignorancia está en los líderes
La actividad política en el Ecuador está a un paso de sembrar la peor debacle social que podamos imaginar
Por lo general, liderazgo implica ejemplo, guía, coordinación, visión. Esto ocurre en un pueblo educado, culto.
La educación en el Ecuador ha ido en picada hacia abajo. Profesores que, perteneciendo a una organización estrictamente dogmática, se distanciaron de los valores cívicos, éticos y morales, para, a través del fanatismo político, transmitir un mensaje de inconformidad, tratando de hacerlo parte de la sociedad, al igual que lo hace la Conaie. Nada nuevo para los dogmáticos autocalificados de izquierda, entre ellos un expresidente populista.
Esto es el producto claro de una sociedad sin educación ni cultura, dominada por una organización política que no privilegió el conocimiento ni la cultura, tan necesarios en un profesorado que educa un pueblo para el progreso y la prosperidad.
Estamos presenciando “liderazgos” violentos, agresivos, burdos que obviamente muestran el resultado de una educación deficiente. Ellos son, al igual que el resto del pueblo, lo que nuestra educación ha dado a la sociedad. Solamente un ignorante sigue a un ignorante, entonces el resultado es un desastre, que es lo que estamos viviendo.
No se trata de defender ideas, se trata de defender a la sociedad en conjunto, de defender al país y al estado, no al gobierno. La mediocridad en el liderazgo limita sus acciones a los intereses alrededor suyo y de su grupo. Y lo más grave, utilizan sin vergüenza alguna a otros ignorantes ávidos de figuración, para ponerlos al frente de instituciones que deberían estar al servicio del Estado y, trabajar en beneficio de todos.
La actividad política en el Ecuador está a un paso de sembrar la peor debacle social que podamos imaginar. La violencia no es gratuita, está azuzada por quienes quieren volver al poder para limpiar su pasado, y, por quienes quieren llegar para enriquecerse. Y la generalidad popular solamente mira situaciones actuales, coyunturales: nada de futuro, nada de pasado, no distingue, por su falta de educación, entre lo que es necesario y lo que deslumbra.
Ing. José Jalil Haas