El día después de la pandemia

Estamos soportando el sitio de un enemigo desconocido y letal, donde un ejército sin pertrechos nos está defendiendo ferozmente. ¿Qué pasará el día después en el que podamos abrir la puerta y salir de la cuarentena impuesta por las autoridades por el ataque de esta pandemia?

Encontraremos un país devastado, que tendremos que reconstruir en todo sentido, desde lo emocional hasta lo financiero.

Cierto es que esta pandemia, como todas las registradas en la historia, nos sorprende desarmados de lo más básico, como un adecuado presupuesto estatal destinado a salud. También es cierto que el sector que está sosteniendo la crisis ha sido el agropecuario, proveyendo de alimentos en la cuarentena y mitigando las hambrunas.

Recordemos que por muchos años Asia y Europa soportaron una pandemia que diezmó la población y causó una brutal crisis financiera, como la peste bubónica o peste negra (primeros brotes en el año 1350).

La crisis sanitaria provocada por la peste negra, inmediatamente se transformó en crisis financiera, por la especulación de los comerciantes, quienes adquirían cosechas y tierras a bajo costo.

El rey Luis XVI (Francia 1754-1793), inducido por un señor Parmentier, ordenó la siembra y consumo de la papa, llegando así a abastecer de este nuevo y raro alimento a la población y distribuirse poco a poco por toda Europa, mitigando el hambre.

Es así como un producto agrícola incaico, introducido a Europa por los españoles, salva de la hambruna al Viejo Continente. Revisando la historia y saboreando la experiencia actual, debemos recordar el día después, plantearnos el reto de rediseñar sistemas de salud y fomentar fuertemente la agricultura con importantes presupuestos estatales, al ser ambos sectores derechos de la población.

El día después reconoceré la fragilidad del hombre, abrazaré más, reiré más, seré más humilde, departiré más con gente sencilla, disfrutaré de las cosas simples de la vida.

Pedro Pablo Jijón Ochoa