Competencia y responsabilidad
La CTE puede ser un baluarte en la alicaída seguridad del país
Constantemente se afirma que se pueden delegar funciones pero no la responsabilidad. Tal afirmación no parece calar en ciertos funcionarios o dirigentes que prefieren el famoso “divide y reinarás”, aplicando aquello que les será beneficios aunque importe poco o nada lo que ocurra en un futuro. Esa práctica maleva se ha entronizado, echando raíces que difícilmente podrán extirparse ya que cuentan con leyes, reglamentos y normas que blindan sus acciones. Como resultado, la patria es un lavamanos en el que campea la impunidad: reos que, cumplidas sus recortadas sentencias salen a disfrutar lo obtenido; Policía que no puede encontrar a un sospechoso que le respira en la nuca y los desprestigia; función Legislativa que pierde tiempo en otros menesteres menos en lo que le corresponde; y un presidente errático, que trata de tapar sus pocas inconsultas y apresuradas decisiones. Es valedero tocar lo atinente a la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) y, decidir o no, si son policías con una función específica de control en las vías, liberar a los GAD de esa carga con personal que, teniendo muy buena voluntad, parece estar presto a caer en tentaciones en lo que le compete pero con la más mínima responsabilidad al no existir controles efectivos. Por eso la acumulación de protestas. La CTE puede ser un baluarte en la alicaída seguridad del país, entregando de manera concreta su responsabilidad y sancionando enérgicamente las transgresiones.
Dr. Ricardo López González