El cinismo como norma

La cara y sonrisa del juez Pedro Moreira luego de liberar a JR retrata al impúdico, descarado y deshonesto abogado que no estudió para administrar justicia y ennoblecer la profesión, sino para asestar “el golpe” que lo salve de apuros y que se ha convertido en tabla de salvación de un ejército introducido en cortes y juzgados por el delincuente Correa, para driblar pillerías, degradar la justicia ecuatoriana y justificar el mote que le endilgó Baltazar Garzón: “La Tremenda Corte”. El cinismo ha invadido ámbitos inimaginables y se ha convertido en norma. La Asamblea es buen ejemplo: va como un año vagueando y conspirando para tumbar a Lasso y traer de vuelta al ladrón inventando una Comisión de la Verdad (¿) que dictamine que puede ensuciarse en las sentencias para volver a robar. Evaluar es la muletilla con que socialcristianos, correístas, ‘rebeldes’ y otros quieren destronar a Llori y cargar con el Congreso, apoderarse de Fiscalía, Procuraduría, cortes, Cpccs y sobre todo Contraloría, una vez que Pólit y Celi luchan en EE. UU. y Ecuador con salir como JR a sus casas a disfrutar, sin grillete, y salir conchabando al guardia a emprender campaña y liderar las huestes de los atracadores libres. Pobre país, toca fondo con sus cínicos campantes, que en vez de dolerse de los menesterosos, corren como Lucero a México a tramar con el facineroso cómo implantar en la patria el Foro de Sao Paulo, apoderarse del país como Venezuela y cumplir su vital obsesión: robar.