Cartas de lectores: Volver al colegio sin caos

El descanso es parte del aprendizaje. Y no olvidemos la alimentación

El inicio de clases suele traer una mezcla de emociones: entusiasmo, nervios, compras escolares, ajustes de horarios, y muchas veces, desorden. Pero con un poco de planificación y organización este regreso al colegio puede convertirse en una oportunidad para fomentar hábitos saludables y crear un entorno armonioso que acompañe a los niños en su desarrollo. Todo comienza antes del primer día.

Comprar útiles escolares, forrar cuadernos, poner etiquetas, organizar la mochila y elegir una cartuchera funcional son tareas que si se hacen con tiempo y en familia, se transforman en momentos de conexión y preparación consciente. La mochila, además de bonita, debe ser práctica y ergonómica, pues los niños la cargan a diario; un diseño adecuado puede hacer la diferencia en su bienestar físico.

En casa, es esencial contar con un espacio fijo para hacer tareas, limpio, iluminado y libre de distracciones. No tiene que ser una gran oficina, puede ser una mesa limpia y bien ordenada, con materiales a mano y una silla cómoda. La agenda escolar también es una gran aliada; enseñarles a anotar tareas, exámenes y actividades refuerza la autonomía y la responsabilidad desde temprana edad. Los uniformes, de diario y de deportes, deben estar listos, marcados y bien guardados. 

Si es posible, organizar las mudas por días o por tipo de uso ayuda a evitar apuros matutinos. Todo esto (mochilas y uniformes) es preferible que quede listo desde el día anterior. Del mismo modo, establecer rutinas para el aseo personal, antes y después del colegio, refuerza la disciplina sin estrés.

El descanso es parte del aprendizaje; dormir bien es vital para la concentración, el rendimiento y el estado de ánimo. Y no olvidemos la alimentación: una lonchera nutritiva, con frutas y alimentos balanceados, alimenta el cuerpo, los llena de energía y cultiva hábitos de vida saludables. Volver al cole no tiene por qué ser sinónimo de correr, gritar y olvidar. Con pequeños gestos de orden ponemos una semillita para ayudar a crear grandes oportunidades para nuestros hijos. Cuando ellos crecen rodeados de armonía, crece su capacidad de aprender, crear y disfrutar.