Cartas de lectores: Saló o los 120 días de Sodoma

El rojo y el azul pueden tener el mismo potencial de vileza

Estremecedor simbolismo del brutal y depravado abuso del poder, evocando antes la Francia de Luis XIV, las guerras infames y el empobrecimiento indescriptible de la población, sometida por canallas enriquecidos bajo el cobijo de la holgazana y degenerada Corte monárquica. Deviene la Revolución francesa y emerge el polémico ‘loco libertino’, filósofo y escritor, Marqués de Sade. 

Prisionero en La Bastilla, escribe una de su más escandalosas y controversiales obras: Los 120 días de Sodoma, que encarnaba la metáfora escalofriante de la perversión humana y política. Debe haber a lo mejor disfrutado al ver desfilar en una pica la cabeza de la princesa de Lamballe, amiga entrañable de la reina María Antonieta, decapitada por la guillotina. Surge hoy una nueva adaptación cinematográfica, bajo la inspiración del célebre y polémico director Paolo Possolini, con su obra Saló o los 120 días de Sodoma’. 

La cinta recrea la República de Saló, surgida en el ocaso del poder fascista de Mussolini en Italia, donde toda la depravación es orquestada por cuatro horrendos, ricos y poderosos personajes; una escatológica metáfora del poder rufianesco. Possolini, comunista fanático con placeres burgueses y una visión sesgada, no quiso ver que el comunismo soviético era tan brutal como el nacional socialismo nazi. El rojo y el azul pueden tener el mismo potencial de vileza, cuyo objetivo es manipular a una población ignorante y desesperada, con élites indolentes, pusilánimes o enganchadas a la tiranía de turno.

Augusto Osorio