Cartas de lectores | Guayaquil, 25 de julio de 2025
Revivir y disfrutar lo nuestro me parece muy importante
Con mucho entusiasmo, superando el agobiante temor que vive la ciudad, la población disfruta de los pregones, de ver jóvenes desfilando gallardamente o bailando disfrazados, de familias que salen a numerosos lugares de recreación: desde pictóricos hasta musicales, pasando por la deliciosa gastronomía criolla.
Revivir y disfrutar lo nuestro me parece muy importante.
Aunque también es válida la preocupación de algunos sectores, desde ya hace algunos años, sobre si en esta fecha celebramos la fundación española o el onomástico de Santiago Apóstol, creo que es más importante y urgente conocer los hechos históricos de las fundaciones por sus causas y consecuencias.
Me pregunto: ¿saben nuestros jóvenes y la ciudadanía qué es lo que realmente celebramos? ¿Surgió la ciudad con los españoles? ¿Qué implicaron las refundaciones de ciudades como la nuestra?
Porque ya estaban fundadas hace miles de años y con numerosos habitantes.
El análisis histórico crítico muestra que, como en todo el continente, las refundaciones españolas iniciaron el aniquilamiento de las sociedades prehispánicas, tales como los Chonos y Manteños-Huancavilcas.
Entre sus avances culturales destacan los trabajos en metales, prueba de su maestría técnica y estética, y el dominio del Pacífico en balsas con guaras, ingeniosos timones.
Pero el conquistador no solo desconoció la realidad nativa; impuso estructuras, relatos y una jerarquía social para justificar la inhumana explotación de indios y negros; y todo esto se normalizó en la República.
Aunque las sublevaciones indígenas, la Revolución Liberal y nuevas leyes cambiaron muchas cosas, aún persiste un imaginario colonizado, evidente incluso al elegir gobernantes, que nos muestra como país racista y excluyente.
¿Cómo desactivar los mitos colonizadores que perduran? Difundiendo, por todos los medios posibles, la verdad sobre nuestros sabios ancestros: inventores, organizadores, artistas sensibles y hábiles.
Así fortaleceremos una identidad cultural ecuatoriana orgullosa de sus raíces, capaz de analizar críticamente el presente y de asumir los retos que la historia y el Ecuador demandan hoy más que nunca.
Rosa Lalama Campoverde