Cartas de lectores | El decir de los refranes

¡Volvamos a los refranes que nos dan seguridad!

Que se los oye decir muy poco en estos momentos; antes eran pan del día, sin pena y con juramento. ¡Yo quiero por querer sintiendo, si no me quieren a mí, igual los sigo queriendo! ¡Aunque estén lejos de mí o muy cerca aquí a mi lado, mi corazón los arropa como fiel enamorado! ¡Ya no me importan los males que en el pasado me hicieron, para mí todo olvidado, con el tiempo sucumbieron! ¡Yo no abrazo a los rencores, para mí son como el agua, hay que dejarlos correr, para que se limpie el alma! ¡Esta vida es muy valiosa, y hay que cuidarla a porfía, regarla como a la flor con amor en noche y día! Son mis frases que del alma, arropan mi fantasía; otras son las que recuerdo, de abuelos y melodías. “Una de cal y otra de arena”, para mí no tiene peso, porque la vida es dilema; es mejor hacer lo bueno, porque lo malo condena. “Y si alguna deuda chica, sin querer se te ha olvidado”, hay que cumplir la palabra, so pena de ser juzgado. “Aquí hay gato encerrado”, lo dicen con desazón, los que tienen la visión más allá, por su conciencia. “Ojos que no ven, corazón que no siente”, nos permite olvidar aunque el dolor esté consciente. Así las frases se repetían a diario, como hojas de calendario porque “obras son amores y no buenas razones”. Ahora está de moda “zapatero a tu zapato”, pero en la práctica no funciona, por el deterioro moral de la sociedad, en que vivimos y la sapada criolla. “Perdono pero no olvido”, son las palabras de los que tienen a Dios, de sus vidas excluido. “Hoy no fío mañana sí”. Es el refrán más mañoso que se mira por ahí. Pero el más certero es el que recibí hace muchos años atrás, dado por mi querida sobrina la gran chef galardonada Martha Crespo Jurado, impulsadora de la gastronomía en el Ecuador. “Hoy no cocino, mañana tampoco”, y que me llena de gozo, porque apela a mi verdad, ya que la cocina no es mi prioridad. ¡Volvamos a los refranes que nos dan seguridad!

Myrna Jurado de Cobo