Cartas de lectores: Una Asamblea Nacional que no da la talla

Desde hace varios años ha demostrado un nivel de irresponsabilidad, deshonestidad, oportunismo y cortoplacismo

De todos los problemas políticos, económicos y sociales que tiene el Ecuador de hoy, la incapacidad de la Asamblea Nacional de hacer bien sus tareas, fiscalizar y legislar de forma adecuada en un tiempo prudente que beneficie al país y la gente es uno de los más preocupantes. 

Para poder recuperar la confianza ciudadana y la reputación de ser un país serio, razonable y apegado a la Constitución y las leyes, una de las primeras cosas que necesitamos lograr es que la Asamblea empiece a hacer su trabajo más profesionalmente y ajustándose a tiempos razonables, de acuerdo a las necesidades del país. 

Desde hace varios años esta institución ha demostrado un nivel de irresponsabilidad, deshonestidad, oportunismo y cortoplacismo que han sentado pésimo precedente en el país, como su disolución en el gobierno del presidente Lasso. 

Para aquellos que creen que el comportamiento irresponsable de los que integraron la Asamblea de ese entonces se terminó con su disolución, los últimos dos períodos han dejado claro que la irresponsabilidad e incapacidad sigue reinando en la gran mayoría de legisladores que la integran. Aunque están entre los servidores públicos mejor pagados, la desastrosa forma en que realizan su trabajo (salvo poquísimas excepciones) se ha convertido en uno de los ejemplos más evidentes del deterioro institucional que experimenta la nación y una de las causas más inmediatas del incuestionable desprestigio de la clase política.

Para que funcione la democracia y sus instituciones se necesita que la gente pueda ver que el trabajo de las autoridades resulta en soluciones concretas en la calidad de vida de los ecuatorianos. Lamentablemente en los últimos años el trabajo de los asambleístas ha sido tan deficiente y mediocre que cuesta identificar circunstancias en que el país se haya sentido orgulloso de sus representantes por los acuerdos logrados en el seno de la Asamblea que hayan beneficiado al desarrollo de la nación y a sus ciudadanos.

A partir del desempeño que ha tenido en años recientes, hay más razones para la polarización que existe dentro de ella, para estar más pesimista que optimista sobre la calidad de reformas que se necesitan y que pudieran ser consensuadas con mucha determinación, para sacar al país de la postración en que se encuentra por culpa de nuestra clase política.

Mario Vargas Ochoa