Cartas de lectores | Votar por objetivos

Contar con disposiciones constitucionales que faciliten la inversión privada nacional e internacional

La mejor manera de tomar decisiones es orientándolas al logro de objetivos específicos. El próximo 16 de noviembre los ecuatorianos tenemos la obligación de decidir nuestro voto con responsabilidad y patriotismo, para lo cual debemos decidir si queremos alcanzar, al menos, los siguientes objetivos: mayor seguridad mediante una lucha efectiva contra la delincuencia organizada, la minería ilegal y la corrupción; mejorar la representación ciudadana en la Asamblea Nacional, que tiene desde hace muchos años las peores calificaciones, para lo que se debe disminuir su número y establecer requisitos de formación, trayectoria y probidad; cortar la existencia de agrupaciones políticas que se reactivan en tiempos de elecciones para beneficiarse de recursos públicos e impulsar candidaturas que alcanzan menos del 5 % de la votación, fomentando una caótica integración de la Asamblea; contar con disposiciones constitucionales que faciliten la inversión privada nacional e internacional para promover el empleo digno que mejorará las aportaciones al IESS, la recaudación tributaria, el consumo interno, la reducción de la pobreza y la inseguridad; modernizar las normativas que regulan las relaciones entre trabajadores y empleadores, siempre precautelando posibles abusos de cada uno de los actores; crear un equilibrio apropiado entre derechos y obligaciones de los ciudadanos que habitamos un solo territorio nacional, sin privilegios ante la justicia; impulsar la cooperación internacional recíproca para debilitar los inmensos recursos financieros de las mafias, que les permite controlar la justicia y casi todas las organizaciones públicas y privadas.

Para lograr los mínimos objetivos señalados, considero que los ecuatorianos que amamos nuestras familias y nuestro país debemos votar todo SÍ, y posteriormente, seleccionar asambleístas constitucionales que reúnan requisitos académicos, trayectoria y probidad comprobadas.

Mario Andrade Trujillo