Cartas de lectores: Guayaquil y sus nuevos líderes o nuevos piratas

La sesión solemne se convirtió en reflejo del país: tensiones entre centro y periferia

Cada 25 de julio, Guayaquil no solo celebra su fundación: se convierte en un escenario de discursos que revelan tensiones y posturas políticas. En la sesión solemne de 2025, el alcalde Aquiles Álvarez y el presidente Daniel Noboa ofrecieron intervenciones que, sin aludirse directamente, marcaron diferencias ideológicas, simbólicas y de poder.

Ambos líderes mostraron visiones opuestas de liderazgo en un país dividido por la desigualdad y el centralismo. Álvarez habló desde el corazón popular de la ciudad; Noboa, desde la institucionalidad nacional.

No fue un acto protocolar cualquiera. Fue una disputa narrativa: un municipalismo herido que exige justicia frente a un presidencialismo tecnocrático que pide comprensión para sus recortes.

El alcalde usó la tribuna como espacio de resistencia. Su mensaje fue emocional, directo, sin cifras ni adornos, apelando al orgullo guayaquileño y al abandono estatal. Reclamó lo que considera justo, no favores.

El presidente, en cambio, defendió sus reformas como parte de una transformación estatal: recortes, fusiones, eficiencia. Su discurso fue técnico, enfocado en metas y gestión, sin apelar a símbolos ni identidades locales.

Ambos modelos tienen respaldo y riesgos: Álvarez puede quedarse en la queja sin soluciones estructurales; Noboa puede tecnificar decisiones que afectan emocional y socialmente al país.

Guayaquil, históricamente rebelde, vuelve a ser epicentro de una confrontación entre poder local y central. Para el alcalde es bastión económico ignorado; para el presidente, una prioridad donde se deben aplicar políticas sin excepciones.

La sesión solemne se convirtió en reflejo del país: tensiones entre centro y periferia, entre lógica y emoción, entre gestión y legitimidad simbólica.

Guayaquil siempre será escenario de estos choques. Los ciudadanos debemos estar atentos y, cuando sea necesario, defender nuestra ciudad de quienes quieran subyugarla. Confiemos en que surjan nuevos líderes que trabajen por el bien común.

Francesco Aycart C.