Carta al presidente

Los indignados ecuatorianos clamamos justicia y rechazamos todo tipo de impunidad

Han transcurrido ya algunos meses desde su mandato, como resultado de una fructífera y bulliciosa campaña plagada de ofertas que lastimosamente hasta ahora no se han cumplido. El pueblo votó confiando en su palabra que, como estamos evidenciando, se la llevó el viento. Sabemos y entendemos las presiones a las que está expuesto, seguramente, porque desde el inicio de su mandato no supo gobernar con la entereza y energía que deben caracterizar a un presidente, dejándose llevar por artilugios, consignas y condicionamientos que en nada favorecen a su maltratado pueblo que, con fe y esperanza, le consignó su voto. No sé si es demasiado tarde, pero los ecuatorianos piden a gritos que de una vez por todas se despoje de sus miedos y, armándose de valor, tome las riendas del país en forma seria, responsable y terminante, alejando de su entorno a los corruptos de antaño y malos ecuatorianos que, de seguir así, nos llevarán a una verdadera debacle y posteriormente al atolladero del que no saldremos bien librados. La tal amnistía no es otra cosa que una declaratoria de inocencia para toda aquella turba de antipatriotas y maleantes que hicieron de Quito su tienda de campaña, arrasando con todo aquello que encontraron a su paso. Los indignados ecuatorianos clamamos justicia y rechazamos todo tipo de impunidad.

Lic. Fabiola Carrera A.