Atentado a la vida

Lo que nos prohíbe salir de casa, la violencia, crimen, secuestros, delincuencia descontrolada. La muerte llega ahora no solo por enfermedad sino por la bala perdida de un tiroteo, por confusión de un sicario de su víctima, en una riña callejera o en un secuestro. Al salir a la calle se corre el riesgo de padecer la peor experiencia de la vida o peor aún, no poder contarlo. Estamos viviendo en pánico, angustia, y depresión, uno de los peores periodos de corrupción. La moral y ética han desaparecido en muchos, afortunadamente no en la mayoría. Y nos quemados estáticos, pasivos, sin reclamar a la autoridad que debe defendernos. Las denuncias son en sí evidencias irrefutables, que dan certeza de la intolerable situación de inseguridad. Un esfuerzo conjunto por combatirla es imprescindible: poner policías en las calles, más cámaras de vigilancia y botones de pánico en zonas conflictivas, con respuesta inmediata a pedidos de auxilio, y no comunicar dónde se realizarán operativos. Que la solución sea integral, con preparación y selección adecuada de los miembros de la fuerza pública; moral, profesionalismo e independencia de jueves y fiscales, cambiando las leyes que favorezcan a la fuerza pública en su combate a la delincuencia, dotando de armas y legalidad de su uso. Sin este cambio general, de fondo, las acciones de nada valdrán; la delincuencia seguirá campeando en el país.

Lic. Robespierre Rivas Ronquillo