Afirmar la vida

Solo afirmaremos la vida de otros si nosotros percibimos la nuestra en toda su grandeza, y si nuestra conducta es coherente con nuestra convicción

Las agresiones a la vida humana, en especial de los inocentes, han tenido siempre en la historia consecuencias dramáticas. Los cristianos sabemos que cuando las personas y las colectividades han reconocido a Jesucristo, este reconocimiento ha supuesto una afirmación de la vida, sin comparación con cualquier otra cultura. Por eso debemos empeñarnos en la extensión de la presencia de Cristo en la sociedad, porque de este modo los hombres reconocerán su propia grandeza y podrán vivir con una nueva conciencia, propia de su dignidad. Con el auxilio de Jesús y de su Madre, que lo concibió en su seno, y con el ejemplo de nuestra propia vida, será posible trabajar mejor en defensa de este ideal. Lo primero que cada uno puede y debe hacer para afirmar la vida es vivir con la conciencia de su dignidad. Una afirmación así de la vida personal en nuestras experiencias cotidianas, hará posible que surja, naturalmente, la estima por todos y cada uno de los seres humanos, también los concebidos y no nacidos. Solo afirmaremos la vida de otros si nosotros percibimos la nuestra en toda su grandeza, y si nuestra conducta es coherente con nuestra convicción.

Mario Monteverde Rodríguez