
Pamela Cortés y David Harutyunyan: “Somos una familia muy chiclosa”
La cantante y el músico son un matrimonio estable. A su modo festejan el Día de San Valentín
Pamela Cortés (44) y el músico armenio David Harutyunyan (59) están casados desde hace casi 14 años. Es notorio que existe amor, respeto y complicidad entre ellos. Son padres de un adolescente, Max (12). Ellos dicen que forman un gran equipo. Juntos celebrarán San Valentín. La primera en conversar con EXPRESIONES fue la cantante nacional.
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¿Tienen una manera especial de festejar esta fecha o es un día cualquiera?
Estamos en plena mudanza de casa y recién abrimos la academia de música Luciérnaga. Para nosotros es celebrar que estamos juntos los tres, en familia.
La música hizo que se conocieran, ¿cómo se dio el flechazo?
Nos conocimos en el escenario. Yo era muy ‘pelada’, tenía 22 años. Me invitaron a cantar con la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, sostuvimos algunas reuniones. Me encantó este hombre y me parecía divino, fue un flechazo. Me enamoró su intelecto y su gran corazón. Lo he admirado desde siempre. Siento un amor muy profundo por él. Todos los días puedo conocer algo nuevo a través de David. Es un privilegio enamorarse todos los días un poco más.
De su relación nació un hijo que seguramente heredó el talento de sus padres.
Ya se graduó de primaria, va a entrar a la secundaria. Está contento con las etapas que vive. Lo estamos acompañando en ese proceso. Heredó de ambas partes lo musical. Nació con oído absoluto, es afinado, cuando agarra un instrumento le pone ganas y, si lo estudia puede fluir. Pero el arte no le interesa. Es un niño de matemáticas, le apasionan los números, la ciencia. Es muy curioso hacia ese lado y lo empujamos a lo que le gusta. No lo obligamos a ser músico. Esperamos que ingrese al vacacional de Luciérnaga en marzo. Dice que lo hará porque entrarán sus amigos (risas).
La música los unió como pareja, pero además los llevó a abrir la academia Luciérnaga.
Era un sueño que teníamos desde que empezamos a salir. Siempre le decía que quería formar niños artistas, mostrarles el arte. Cuando de pequeña estudié música, aplicaban ciertos métodos que no eran muy amigables. Nos lanzamos. Estamos en Laguna Plaza, vía a la costa. Nosotros no damos clases por ahora, pero compartimos con los alumnos. Se enseña canto y algunos instrumentos. Los profesores son artistas. David y yo seguimos con nuestras carreras y actividades. Él sigue siendo docente universitario y tiene proyectos orquestales. Yo sacaré nueva música en 2025 y haré TV más adelante.

“Ella dice que yo soy muy romántico”
Cuando conoció a Pamela, ¿qué le atrajo de ella, más allá de lo físico?
D: Es una mujer bella, además es enormemente talentosa. Cuando la empecé a tratar me di cuenta de sus virtudes. Es una madre y esposa ejemplar. Tuve suerte, ese es mi caso.
Ahora las parejas no llegan ni a cinco años de matrimonio. ¿Cuál es la fórmula que les ha funcionado?
Nuestro hijo nunca ha sido testigo de una pelea. No imagino a Pamela diciéndome algo ofensivo, ni yo a ella. Somos una familia muy chiclosa, uno está encima del otro. Siempre nos decimos “te amo, te amo, te extraño”. Siempre pendientes el uno del otro, nos involucramos. No exagero, no quiero parecer romántico.
Según Pamela, usted es muy romántico.
Es lo que dice ella. Para mí, es mi manera de ser, pero solo con ella, aclaro.
¿Cuál será el regalo para el Día de San Valentín?
Son varios. El primer regalo es nuestro cambio de casa. Un día yo estaba en Cuenca, me llamó y me dijo: “Con tu hijo decidimos que nos vamos a mudar”.
El único hijo que tienen en común, ¿se parece más al padre o a la madre?
Físicamente se parece a Pamela; en el comportamiento a mí, en el trato a los demás y en el manejo de ciertas situaciones.
Cuando recién se casaron era más grueso. ¿Perdió peso porque su esposa lo puso a dieta?
Con ella es difícil hacer dieta, porque siempre me trae alguna golosina. Además cocina muy rico, aprendió a preparar platos de mi tierra y de otros lugares. Tiene muy desarrollado el paladar. Yo no soy un experto si me comparo con Pamela.
¿Cómo define sus catorce años de matrimonio?
Han sido plenos. Nuestro amor ha logrado superar ciertos inconvenientes que se han presentado, como de salud. Nuestra relación creció, es cariñosa y monumental. Los dos sabemos lo que queremos. Sabíamos que deseábamos formar una familia, existe una gran compatibilidad y un gran poder de ceder. Por ello tenemos la relación que tenemos.
Cuando ella enfermó, ¿sintió miedo de perderla?
Nunca sentí miedo, sabía que no iba a pasar nada.
¿La diferencia de edades ocasionó problemas?
(Risas) Nunca. Más bien nos ha ayudado, es interesante.
“Cada vez hago más las paces con mi enfermedad”
¿Pamela fue la madrina de Mar Rendón?
P: Decir que soy la madrina de Mar sería soberbio de mi parte. La invitamos a la inauguración de la academia, en la que dijo que todo lo que sabía hacer con su voz se lo enseñé yo. Me pareció un comentario bonito. Tuve el privilegio de que me traigan a una niña con un grandioso don. Dios le puso una estrella en la frente. Con David la escuchamos por primera vez cuando tenía 11 o 12 años. Nos dimos cuenta que tenía oído absoluto. Haber sido su vocal coach fue gratificante.

¿Es posible grabar una colaboración con Mar Rendón?
Yo sacaré mi disco en 2025. El año anterior fue de planificación y reordenamiento. Con David estamos trabajando en algunas canciones. Con Mar sería precioso, nunca lo hemos pensado. Ahí me dejas eso dando vueltas (risas).
¿Cómo van sus problemas de salud?
La misma historia. Hay dolores que me produce mi enfermedad, de las secuelas que quedaron. Yo fui diagnosticada con trombofilia, cada vez hago más las paces con ella. Ya entendí cuál es el ritmo de esta dolencia, así puedo seguir con mi trabajo. Respeto y cuido mi cuerpo. Lo escucho porque si no lo hago lo lamentaré luego. Además hay un hijo por el que debo ser fuerte. Cuando tengo que usar el bastón lo uso. He aprendido a tolerar cada vez más el dolor. Fue mi regalo de cumpleaños después de que nació Max en 2013. La otra crisis fue en septiembre del 2022. La enfermedad se activó en el embarazo. Dios me dio otra oportunidad.
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