Ocio

'Éxodo: la última marea', contra la lucha de clases

La cinta dirigida por el suizo Tim Fehlbaum también trata sobre quienes arruinan al medio ambiente.

Éxodo
Escena de ÉxodoCortesía

Las guerras, las pandemias, el cambio climático, las inundaciones, han hecho inhabitable la Tierra. Ante ello, las élites gobernantes se dirigirán al planeta Kleber 209, atrás quedaran los sectores marginales de las potencias inermes. 

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Pasan los años y la segunda generación de colonizadores enfrenta una crisis: la atmósfera del asteroide los ha hecho estériles. Los científicos generarán el programa Ulises II y con el cual viajarán al planeta Tierra, así sabrán con certeza si es posible el retorno y con ello asegurar el futuro plan de reproducción. 

La cápsula espacial que parte del 209 se saldrá de control al ingresar a la atmósfera de la galaxia abandonada. La astronauta Louise Blake (Nora Arnezeder/Cloé Albertine Heinrich) sobrevivirá y llegará a comprender que no está sola en la heredad, que hay un lugar… ¡Marismis!

Aunque la narrativa es complicada y la producción no refleja una inversión costosa, 'Éxodo: la última marea' sobresale por su tratamiento visual y la imaginativa invención del color que instituye su fotografía: tonos grises, verdes, para reflejar una orbe empantanada, en el cual las grandes mareas dispensan el único rocío (los árboles son casi inexistentes); ello ha destruido parte del ecosistema.

Los flashbacks, en cambio, muestran un cosmos higienizado, luminoso, para luego exponer al más puro estilo de 'Metrópolis' (largometraje alemán de 1927) los grupos dominantes que gobiernan, demostrando -una vez más- la eterna lucha de clases y los defectos sociales que terminan imponiendo ciertos regímenes.

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La música de fondo o banda sonora (BSO) es apropiada a la temática. El vestuario de Los Muds refleja sus vidas y lo instintivo de sus rostros.

La dirección del suizo Tim Fehlbaum (que también auxilió al guion) es buena para el campo de la ciencia-ficción, de suspenso y termina imponiendo su estilo, ayudándose -por cierto-con el libreto que dispone diálogos cortos pues de acuerdo a la tesis implantada… los que se quedaron en el viejo planetoide han olvidado su idioma y ahora tienen su propia lengua.

Nora Arnezeder, gran figura del cine francés, está muy bien en su rol pues demuestra la ansiedad que riega su vida. Iain Glen como Gibson, navegante espacial de la primera misión le da a su papel la debida inquietud. Sobresale Sarah Sofía Boussnina como Narvik, fémina que habita en Marismis. Descolla Sope Dirisu en su caracterización de Tucker.

Así, en conjunto, el filme engloba su mensaje contra la lucha de clases, sus gobernantes y la reyerta que se tiene frente a quienes arruinan al medio ambiente. Lo condenable es que el final llegue tan apresurado; mejor hubiera sido unos 20 minutos más de rodaje.

Esta película fue galardonada en el Festival, especializado en películas de ciencia-ficción, de Neuchatel (Suiza), en el de Baviera y en el Festival de Berlín, todos ellos en la categoría de Efectos visuales, diseño de producción, cinematografía, banda sonora y maquillaje.

Añado: Pueden ver 'Metrópolis' en You Tube, versión completamente restaurada. Es un clásico del cine.

CALIFICACIÓN: *** ½