Cultura

Funerales al aire libre en Bali perduran pese a la pandemia del coronavirus

Los habitantes de la isla no dejan sus tradiciones funerarias a pesar de la crisis de COVID-19 y depositan los cuerpos de sus fallecidos al aire libre

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Cráneos en el cementerio de Bali donde los habitantes sostienen funerales al aire libre.SONNY TUMBELAKA / AFP

A pesar de que la pandemia por coronavirus haya transformado las tradiciones funerarias en casi todo el mundo, los residentes de Trunyan en Bali, Indonesia han persistido en sus rituales. Estos consisten en depositar el cuerpo del fallecido bajo un árbol grande y dejarlo descomponer al aire libre hasta que sólo quede su esqueleto.

Para poder llevar a cabo las ceremonias, el personal tiene que llevar equipos de protección y los familiares del difunto deben mantener su distancia, no pueden ni abrazarse, aunque las autoridades afirman que el pueblo no se ha visto afectado por el virus.

El jefe de la localidad Wayan Aruna explica que sus tradiciones se mantienen, pero deben tener ciertas precauciones: “Los ritos funerarios siguen siendo los mismos, pero ahora debemos llevar mascarillas. Tenemos miedo de contraer el virus”.

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El resto de la población de la Isla suele practicar la incineración, debido a su religión hinduista, o el entierro, en caso de indonesios cristianos o musulmanes. Pero los habitantes de Trunyan mantienen creencias que se mezclan con el animismo y tradiciones propias de la zona.

Nos sentimos más conectados a lo que hemos perdido”, explica Wayan Arjuna sobre dejar descomponer los cuerpos de forma natural, y comenta sobre su propia experiencia: “Cuando mi abuela murió, tenía la impresión de que estaba a mi lado”.

EL CEMENTERIO

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En el piso se ven las ofrendas ceremoniales que dejan a los fallecidos, a lado de las estructuras de bambú que cubren los restos.SONNY TUMBELAKA / AFP

Cerca del monte Batur se llega al cementerio al aire libre. Once estructuras de bambú, con apariencia de templos pequeños, contienen los restos de los fallecidos al pie de un árbol: un gran baniano, cuyo olor debe disimular el hedor de los cuerpos decadentes.

“Al principio, me daba un poco de miedo trabajar aquí, pero ya me he acostumbrado,” dice Wayan Sukarmin, guía de los visitantes desde hace veinte años.

En el suelo, a veces, se pueden divisar sandalias, tabaco, utensilios de cocina u otros artefactos destinados a los muertos. “La gente de aquí no toma nada porque esto pertenece a los muertos, son nuestras creencias”, cuenta.

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Los cráneos son conservados en un altar de piedra.SONNY TUMBELAKA / AFP
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Cuando las estructuras están llenas, los cuerpos más antiguos son trasladados a un osario, y los cráneos son conservados en un altar de piedra.

No a todos se los entierra en el mismo terreno. En un cementerio adyacente se encuentran los cuerpos de niños y solteros. Y un tercero está reservado para las personas que fallecen por una muerte violenta.

EL ORIGEN DE LA TRADICIÓN

No se conoce cómo comenzaron estos ritos, pero hay varias leyendas que cuentan el posible origen.

Una cuenta que los habitantes luchaban por el baniano, y sus jefes decidieron depositar los muertos bajo el árbol para ahuyentarlos con el hedor. Otra afirma que los ritos son para evitar las incineraciones que provocarían la ira del volcán.

A pesar de que el origen es un misterio, las tradiciones se mantienen fuertes.

Dewa Made Indra, que dirige la lucha contra la pandemia en Bali indica que es más fácil prevenir los contagios en un sitio aislado, y si hubiera casos “aplicaríamos procesos especiales y pienso que los vecinos lo entenderían.”