Canteras y vivienda
Una de las conclusiones del estudio apunta a definir los roles que tendrá la vía a la costa dentro de 20 años, puesto que industria y vivienda son incompatibles.Miguel Canales

Vía a la costa tiene más camaroneras que canteras

Un equipo de la Universidad Católica examinó el sector. Analizó población, ambiente, asentamientos y el marco legal. El diagnóstico no es favorable

Desbocada, desequilibrada y sin un plan, la zona de vía a la costa enfrenta problemas urbanos. No solo eso, sino que, además, al contrario de la percepción causada por años de roces entre dueños de canteras y residentes, la explotación minera no es su único vecino incómodo. Están las camaroneras; y de hecho, estas tienen el 15,56 % de la actividad extractiva.

Ese resumen es un fragmento de un diagnóstico ejecutado por cuatro estudiantes y tres docentes de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG). El proyecto completo incluye un plan máster para la vía a la costa, que será desarrollado en otras etapas.

Según Félix Chunga de la Torre, docente y coordinador de la investigación, los datos indican que el área de protección ecológica en la zona es del 37,93 %; seguida de canteras y la actividad camaronera, que representan el 25,72 %. Esos datos dejan al uso residencial construido en ese sector con solo el 3,67 % de representatividad. (en la gráfica adjunta se detallan otras áreas).

“Hay que considerar que existe un desequilibrio en la vía a la costa. Sabemos que esa zona no será el próximo sector industrial de Guayaquil. Entonces, hay que tomar una decisión sobre qué se va a hacer con toda la industria”, sostiene Chunga, quien tiene un máster en Planificación Urbana.

Que las camaroneras superen la presencia de las canteras, que representan el 13,24 % de la actividad extractiva, devela un dato interesante del que poco se ha hablado pero que conlleva, asimismo, un impacto ambiental en la zona, resalta Chunga.

“La alcaldesa cerró recientemente las canteras, ¿pero qué va a proponer entonces? Si se tomó esa decisión debe ser porque hay un estudio de qué se hará. Si se quiere proteger el medio ambiente, correcto; pero no recuerdan que también hay camaroneras. ¿Quién habla de eso”, cuestiona el docente.

A propósito de este estudio, EXPRESO consultó a Gardenia Elizalde, subdirectora de Medios del Municipio de Guayaquil, si se había hecho un estudio reciente de la presencia extractiva, residencial y de reserva ecológica en la vía a la costa. No obstante, hasta la publicación de este reportaje no recibimos la información.

Entre otros hallazgos, la investigación del equipo de la UCSG, realizada en el tramo entre la ciudadela Puertas del Sol y el kilómetro 24 (antiguo peaje) de la vía a la costa, muestra desequilibrio en los indicadores como el espacio público, uso vial y ciclovías, el nivel de vulnerabilidad hidrológica, uso del transporte público, entre otros.

Diego Guerrero, tesista e investigador del proyecto, explica que el diagnóstico fue realizado bajo las definiciones teóricas de Domingo Gómez Orea, autor de al menos una veintena de libros de Medio Ambiente, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible y escritor de un manual tomado como referencia por la Secretaría Técnica Planifica Ecuador (antes Senplades). De allí que las temáticas analizadas sean población, ambiente, asentamientos y marco legal, precisa el universitario.

Cuando uno pasa por vía a la costa tiene la percepción de que allí predomina lo residencial y comercial, pero no es tan cierto. La industria tiene mayor presencia.

DIEGO GUERRERO,

tesista de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil

Claire Hidalgo, quien analizó el ambiente en vía a la costa, explica que, al ser esta una zona con un alto porcentaje de reserva natural, los planes que se desarrollen en ese sector deben ir ligados a la conservación de esos ecosistemas.

“Nos podemos dar cuenta de que históricamente ha sucedido al contrario. No le han dado la importancia que amerita. No se ha potenciado”, manifiesta.

En tanto, Fernanda Espinales, quien analizó la población y las actividades productivas, cuenta que uno de los hallazgos más preocupantes en este tema es que “las personas lleven una vida desligada de lo que ocurre a otras comunidades”.

Según el diagnóstico, esto responde directamente a una falta de espacios públicos de interacción ciudadana. Según la norma, esta debe ser de mínimo 10 %, pero en la vía a la costa alcanza solo el 3 %.

De igual manera, el universitario Nicolás Darquea añade como evidencia del desequilibrio de la zona otros indicadores, como la falta de áreas para el peatón y la preferencia del vehículo particular frente al uso del transporte público.

“Primero, que a la vía a la costa se la critica por tener una sola vía. Por ello hace falta generar más alternativas para liberar la congestión. También, el uso del transporte público es de solo el 33,33 %, un dato que no es recomendable según la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona”, señala.

Todos estos indicadores, según Chunga, solo reafirman la necesidad de que la autoridad municipal aproveche la investigación académica local como sustento de la planificación de sectores problemáticos en el sentido urbano, como ocurre en la zona de vía a la costa.