El trayecto desde su trabajo en la avenida Francisco de Orellana, en el norte, hacia su vivienda, ubicada en la zona céntrica de la ciudad, fue muy traumático para Vanessa Martínez, de 30 años, quien fue víctima de un asalto mientras esperaba a que el semáforo cambie de luz roja a verde. Ocurrió el lunes pasado, aproximadamente a las 19:00.

La noche del robo, Vanessa ocupaba el carril izquierdo de la mencionada avenida, cerca del edificio del Gobierno Zonal, mientras decenas de vehículos estaban al lado y detrás del de ella. De repente tomó su teléfono celular que estaba sonando, pero no terminó de sentar su mirada en la pantalla cuando sintió un estallido.

Era el vidrio de la ventana de su carro que había sido destrozado por un hombre quien, tras apuntarle con un arma, metió la mano por un hueco y se apoderó del dispositivo para inmediatamente emprender la fuga entre una treintena de vendedores informales que siempre están apostados en la avenida, ofreciendo desde frutas hasta papel higiénico.

“Aún no supero el susto. Cierro los ojos y veo a ese hombre con el revólver cerca de mi cuerpo. Viví minutos de terror en el semáforo”, relata la mujer con voz entrecortada.

La misma sensación experimentó un conductor el 4 de octubre pasado, cuando dos supuestos limpiadores de parabrisas lo atacaron con un cuchillo y un destornillador. Como informó EXPRESO en ese entonces, el hecho ocurrió en las avenidas Isidro Ayora y las Américas, en el norte de Guayaquil, cuando el ciudadano se opuso a pagar por un servicio que no solicitó.

Situaciones como estas se repiten en los semáforos de varias avenidas de la ciudad. Sin embargo, son ocho las que son consideradas como conflictivas e inseguras por la fuerza del orden, por la cantidad de robos y ataques que se presentan con frecuencia y a cualquier hora.

Según la información que maneja la Policía del Guayas sobre los delitos más frecuentes y su ubicación, esta modalidad de asalto a conductores es más común en la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur, la Francisco de Orellana, en los semáforos que quedan antes de subir el puente que conduce a la ciudadela la Alborada.

En las América, cerca de la Isidro Ayora; en Urdesa, a lo largo de la avenida Víctor Emilio Estrada, principalmente en los semáforos de Bálsamos, Guayacanes, Las Monjas, Costanera, entre otras. En el centro está la avenida Quito y la Machala, a la altura de los semáforos de la calle 10 de Agosto, Clemente Ballén, entre otras.

Mientras que en el sur, el robo a conductores y transeúntes se presenta en la avenida 25 de Julio, a escasos metros de la Ernesto Albán, en el perímetro del centro comercial del lugar.

Las situaciones de inseguridad también se presentan en tramos congestionados de la vía a Daule, particularmente en el ingreso a la calle Casuarina (conocido también como ingreso de la línea 8); en las inmediaciones de la Terminal Terrestre y en calles del centro con aglomeración de comerciantes.

“Aquí, los segundos se vuelven eternos en los semáforos. No podemos despegar los ojos de las luces esperando que se encienda el tan ansiado foco verde para poder arrancar”, relata Carlos Molina, el conductor de un taxi quien fue testigo de cómo a un pasajero le arrancharon el celular y un reloj por llevar abiertas las ventanas del automotor.

Miembros de la Policía consultados por EXPRESO señalan que los asaltantes aprovechan la aglomeración o los puestos de los vendedores informales para camuflarse.

No obstante, reconocen que la delincuencia común en Guayaquil aumenta cada día y los semáforos se han convertido en sus aliados.

Según estadísticas oficiales, un promedio de 15 a 20 denuncias diarias por robo (delitos contra la propiedad) se registran en la Unidad de Flagrancia de la Fiscalía del Guayas.

Los denunciantes señalan que los delincuentes utilizan puntas de bujías de carros para romper abruptamente los vidrios de los autos y sustraerse las pertenencias del interior. En este tipo de robo, el desconocido intimida al conductor para desvalijarlo.

Los asaltantes también atemorizan al chofer para obligarlo a bajar los cristales de las puertas, apuntándolo directamente con un arma.

“Esto pasa en vías muy transitadas, donde el semáforo tarda más en cambiar a verde”, señala un uniformado que el lunes pasado hacía rondas en la Francisco de Orellana, donde en horas de la mañana hubo el intento de robo a un conductor a la altura de un semáforo.

“No es justo que algo tan simple como obedecer una señal de tránsito se convierta en una pesadilla”, dice Amalia Rendón, mientras observa el parabrisas de su vehículo que quedó destrozado cuando dos delincuente trataron de robarle, mientras esperaba el cambio de la luz del semáforo.

Carlos Matute, experto en seguridad, reconoce que estos hechos delictivos ocurren con frecuencia y aconsejó a la ciudadanía tomar medidas de autoprotección para evitar ser asaltados.

Asimismo, instó a no conducir con bolsos, mochilas, computadoras y demás objetos de valor en el asiento del copiloto. Tampoco a utilizar el celular mientras conducen o esperan el cambio de luz en los semáforos, pues además de ser una infracción de tránsito, representa una tentación para el delincuente.