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1. En 2022. Actualmente, Jaiser Gómez (de pie) tiene su propia barbería donde le da trabajo a tres jóvenes. Dos de ellos ecuatorianos y un coterráneo. Algunos de los muebles fueron donados por sus clientes.Freddy Rodriguez

Guayaquil, la puerta abierta para los migrantes emprendedores

Las historias de extranjeros que logran salir adelante en la ciudad La situación en su país los obligó a migrar y hoy hasta dan trabajo a ecuatorianos

Con una tijera, un poco de ropa, una rasuradora y solo $ 20 llegó Jaiser Gómez a Guayaquil. Tenía apenas 18 años cuando llegó en busca de mejores días. Le tocó, desde dormir en una barbería hasta tener un pan y un cuarto de leche en su estómago, durante el día; pero hoy, cuenta lo que ha encontrado en una ciudad que abre las puertas a quienes buscan oportunidades para salir adelante.

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La crisis que vivía su natal Venezuela, obligó a Jaiser -como a miles- dejar su país, pero no las ganas de emprender. “Llegué a Guayaquil sin nada, solo sabía cortar el cabello y tenía muchas ganas de salir adelante. Un hombre me dio trabajo como barbero y como no tenía para pagar nada, me dio posada en el local. Ahí dormí casi año y medio”, recuerda con nostalgia el joven, quien hoy tiene 21 años. “Los guayaquileños me han abierto las puertas para que pueda crecer. La mayoría se ha portado muy bien conmigo. Soy un agradecido con esta ciudad”, resalta el joven, quien recuerda que en el local que hoy tiene también recibió ayuda de manos guayaquileñas.

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2. En 2020. En esas condiciones, Gómez atendía en la calle o en los patios de las casas. Solo contaba con una tijera y una rasuradora.CORTESÍA

“En la época de la pandemia la barbería cerró y me quedé sin trabajo, así que empecé a trabajar a domicilio, hasta que un día me alquilaron un local y me dieron un mes gratis y un precio muy económico. Ahí empezó el sueño que hoy es una realidad”, relata.

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Para Jaiser, el “ser agradecido” ha sido una de las claves de poder tener su propio local. “No me olvido de los que me han ayudado y esta ciudad ha sido muy buena conmigo. Al inicio me regalaban implementos para el negocio y hasta ropa. Desde que llegué, recibí ayuda y eso debo retribuirlo”, recordó.

Actualmente, Jaiser tiene su barbería en la que le da trabajo a tres jóvenes (dos ecuatorianos y un extranjero), además de tener un local de venta de accesorios y repuestos de celulares. “Por mucho tiempo fui bendecido por los guayaquileños, ahora trato de devolver eso lo que más pueda”, reconoce, al añadir que la fe en Dios es algo que lo ha levantado en los momentos duros que vivió.

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Actualmente le da trabajo a varios jóvenes en La AuroraFreddy Rodriguez

Según la data de organismos internacionales, alrededor de 600 mil venezolanos han ingresado a Ecuador desde el inicio del éxodo migratorio. De esta cifra, más de 5 mil han decidido volver a su país a través del programa Vuelta a la Patria.

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Una historia similar es la que vivió Damaris Rengifo, de 32 años y de nacionalidad colombiana, quien llegó hace 5 años con su hija, hoy de 8. “Dormí casi un mes en la terminal y luego una fundación me dio posada durante cinco meses. Vendí de todo (golosinas y comida) en las calles junto con mi pequeña, hasta que pude hacer un pequeño capital que me permitió alquilarme un departamento chiquitito”, recuerda con gratitud. En ese local, añade, hacía comida y luego vendía. La gente era muy amable y siempre me ayudaba con lo que necesitaba. Damaris logró traer a su madre y a su hermano menor, con quien comparte su trabajo; y, además, ha contratado a dos jóvenes ecuatorianos (de Manabí) que ayudan en la cocina.

Greidaly cuenta cómo, junto con su esposo y cinco hijos menores de edad, ha logrado salir adelante. “Llegamos a Guayaquil ‘a dedo’ (rogando que los lleven) y estuvimos varios meses pidiendo dinero en la calle, hasta que unas fundaciones nos ayudaron. Nos dieron comida y todo lo necesario”, relató la mujer, quien cuenta emocionada que hoy puede tener su propio negocio. “Recientemente, gané un concurso en una organización que brinda ayuda a personas de escasos recursos. Con eso obtuve un buen capital para empezar mi propio emprendimiento de repostería y arreglos, mientras que mi esposo ya tiene un trabajo estable”, detalló ilusionada.

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La familia de siete personas ha salido adelante pese a las dificultades presentadasCORTESÍA