Estudiantes
A los jóvenes les preocupa, a futuro, no tener garantías para trabajar.Miguel Canales / EXPRESO

Guayaquil: Jóvenes universitarios, entre el amor y el miedo por la política

Al menos 17 atentados en menos de un año llenan de incertidumbre a los aspirantes a servir.  Los guayaquileños se replantean sus estudios por temor

La casi veintena de atentados registrados a políticos en menos de un año en el país, ponen a reconsiderar a los jóvenes guayaquileños su real interés por participar activamente en la política de la ciudad, pese al amor que confiesan sentir por el servicio a la comunidad.

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El miedo invade a la juventud, que asegura que “ser político es un riesgo que no están dispuestos a correr”, ya que no solo ponen en riesgo sus vidas, sino también la de sus seres queridos.

David Calle cursa la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de Guayaquil y asegura que cuando arrancó sus estudios superiores hace tres años, estaba convencido de que quería ser en un futuro el alcalde de Guayaquil. Sin embargo, ahora ve esa posibilidad lejana, pero no porque ya no quiera servir a su territorio, sino por el miedo a ser víctima de las muertes violentas o atentados en el Ecuador.

El asesinato de Miguel Santos Burgos, quien fue director municipal de Durán y el pasado 3 de agosto fue acribillado junto a otras dos personas, es una muestra de por qué ahora duda de lo que quiere hacer en el futuro. “Me apasionaba tanto la vida política”, recordó.

En 2020 las cosas no estaban tan mal como ahora y me entusiasmaba servir a Guayaquil, como concejal o alcalde, pero ahora al ver tantos atentados, definitivamente ya no quiero estar en la vida política. De hecho, estoy replanteándome terminar la carrera o buscar alguna otra alternativa para estudiar. La inseguridad nos quita las ganas de avanzar en la política y en todo. Estamos desmotivados y con miedo”, manifestó el joven de 25 años, que ya analiza si decantarse por Derecho o Comunicación Social.

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Para Daniela Chalén, graduada en la carrera de Ciencias Políticas y con experiencia como funcionaria pública, los últimos acontecimientos contra políticos sí alejan a los jóvenes del servicio público. “Sí, es algo que hace reflexionar a los estudiantes. Cuando uno entra a la universidad, uno quiere ser un agente de cambio: presidente, alcalde o asambleísta; pero al ver todos los atentados, uno prefiere ya no hacerlo por el temor. Además, ya cuando eres una persona que trabaja en la política, te vuelves un blanco más atractivo hasta para las extorsiones y las bandas criminales. La gente no está dispuesta a perderlo todo”, argumentó Chalén, quien pese a su experiencia, prefiere mantenerse en cargos de menor exposición.

Tenemos mucho miedo porque sabemos que entrar en la política termina siendo muy peligroso. No hay quien nos ampare, los jóvenes nos sentimos totalmente desamparados.

Amira Vélez, estudiante de Ciencias Políticas 

“Es desmotivador saber que nosotros (estudiantes) queremos hacer algo bueno, pero termina siendo un factor de riesgo. Más que miedo, sentimos angustia. Contamos los días para poder ayudar, pero no sabemos si alcanzaremos a hacerlo (por todos los asesinatos)”, dijo Rafaela Villao Fischer, alumna de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad Casa Grande, quien junto con un grupo de compañeros coincide en el temor que hay entre los pocos estudiantes de la carrera. “No tenemos garantías que nos protejan, así que tenemos mucho miedo. Vivimos con él. Queremos servir, amamos la carrera, pero sí hay incertidumbre”, reconoció Antonio Vergara Gavidia, alumno de tercer año.

Los jóvenes quieren servir, pero se desmotivan porque no es fácil sobrevivir al sistema corrupto. Muchos prefieren ya no estar y dedicarse a otra cosa. Otros se apasionan más. 

Rafael Silva, politólogo 

Rafael Silva, politólogo y asesor en comunicación política, considera que es muy difícil para un servidor que quiere hacer las cosas bien, mantenerse por mucho tiempo en este campo. “Lamentablemente, para sobrevivir al sistema corrupto muchas veces deben enlodarse (figurativamente) un poco y lo hacen, pero también hay otros que no ceden y les toca pagar las consecuencias con muerte. La pregunta es: ¿ese es el precio que se tiene que pagar por ser honesto?”, cuestionó Silva, que concuerda con que esta clase de situaciones hacen que cada vez sean menos los jóvenes que incursionan en esta área.

La cifraUn estudiante apenas culminó la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Casa Grande en la primera promoción de 2023.

“Afecta completamente y es normal, yo también me desmotivo con esta clase de cosas”, admitió Silva, antes de culminar con una reflexión: “No meterse ahí (en política) es dejar el espacio para los mismos de siempre, los que solo llevan agua para su molino. Es difícil, pero hay que seguir”.