
Desorden vial entre San Marino y Policentro arriesga a peatones todos los días
Denuncian falta de señalética y control, además de estructuras excluyentes. ATM dice que pintará en las próximas semanas
Una pierna que avanza con lentitud sobre la otra, aferrada al pasamanos con su vida mientras el rostro se arruga de dolor a cada pisada. Esa es la rutina de Marcia Elena, de 59 años, quien padece artrósis y debe cruzar el paso peatonal elevado que conecta al Policentro con el Centro Comercial Plaza Quil, en la congestionada intersección entre la av. Francisco de Orellana y Plaza Dañin.

Un 'coctel' de peligros para el peatón
“Ya es un calvario subir y bajar del bus, pero estas escaleras, que hasta están dañadas, me cuestan mucho”, confesó a este Diario mientras recuperaba aire en la cima de la estructura, bajo un sol que, sin techo que lo cubra, le derretía también las penas.
Y no está sola. La confluencia de centros comerciales, locales y la cercanía con la Universidad de Guayaquil convierten a la zona en un hervidero de peatones, enfrentados a una infraestructura que les da la espalda.
“Los pasos peatonales elevados nunca están diseñados para el peatón. Su fin principal es que la gente no ocupe la calle para que los autos circulen”, argumenta Michelle Gaibor, coordinadora en la Fundación Movidana para la seguridad vial. Añade que estas estructuras, que requieren gran inversión, se deterioran rápido, no reciben mantenimiento y excluyen a grupos prioritarios como adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con discapacidad.
Abajo, el caos cambia de forma: los buses no respetan paradas y dejan “al vuelo” a los usuarios. Del lado de Plaza Quil, los colectivos no entran al sitio de embarque y obligan a la gente a bajarse de la vereda para abordarlos. “Nunca paran bien, hacen todo desordenado. Sin orden nunca vamos a progresar”, opinó Jorge Ordóñez, con un periódico bajo el brazo.
Peatones que no saben por dónde caminar
Si las personas optan por no usar la estructura, deben caminar hacia la parte inferior del paso vehicular elevado. Allí, el trayecto se interrumpe por garajes que obligan al peatón a invadir la calle. Tampoco es seguro. “Ya son meses, pasó el invierno, ya cambiaron hasta el asfalto, pusieron una pantalla LED publicitaria, pero no hay una simple línea cebra”, comentó María Paulina Nieto, quien cruza a diario con su padre.

En medio del desorden, dos agentes de la ATM se limitaban a dirigir el paso vehicular, superados por la anarquía peatonal.

Para Malena Marín, experta en tránsito y movilidad, la situación responde a una lógica vial anticuada. “Ese sector, como son vías arteriales, la prioridad la tiene el carro. Por eso los tiempos de los semáforos deben ser extensos”, explica. Sin embargo, advierte que la falta de infraestructura genera caos. “Al no tener señalización, se produce una indisciplina diaria. Si ocurre un accidente, ¿quién señala al responsable si no hay línea cebra?”. La solución, dice, requiere una intervención integral con cruces cebra gruesos y semáforos inteligentes que se autorregulen según la afluencia de personas.
Situación que contradice lineamientos modernos
Aunque el Municipio de Guayaquil presentó recientemente una Guía de Diseño de Calles, sus lineamientos parecen letra muerta en esta intersección. El manual es claro al desaconsejar los pasos elevados, señalando que “ocasionan recorridos más largos e indirectos para los peatones, por lo cual, en muchas ocasiones, no son utilizados”.
Otra contravención son los anchos inadecuados de ciertos tramos de acera, evidencia de que la ciudad no fue bien planificada décadas atrás.

Esmeralda Valarezo, de la Fundación Movidana, acompañó a este Diario en el recorrido y confirmó los riesgos. Para ella, el punto más crítico es la curva que delinea al Centro Comercial San Marino. “No se puede ver los carros que vienen, es un punto ciego. No respetan la luz roja y giran a velocidad. Es un cóctel de riesgos”, resumió, añadiendo una dura reflexión: “El problema es que luego se responsabiliza al peatón por cualquier accidente”.

¿Cuándo pintarán las calles?
Consultada por EXPRESO, la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) atribuyó la ausencia de señalización a una intervención de Obras Públicas, asegurando que se volverá a pintar.
Sin embargo, no detalló fechas más allá de “en las próximas semanas” ni confirmó si se abordará el problema de fondo.
Mientras las soluciones de escritorio esperan, la calle sigue imponiendo su ley y esta intersección clave de la ciudad se consolida como una peligrosa escuela de supervivencia.