Guayaquil

Críticas por destinar $ 353.000 a un memorial por los caídos en pandemia

Algunos deudos ni siquiera tienen bóveda en el cementerio municipal. La plaza está en las faldas del Santa Ana, una zona ya regenerada.

El lugar donde se realizan los trabajos ya tenía una regeneración previa y había recibido mantenimiento en la anterior Alcaldía.
El lugar donde se realizan los trabajos ya tenía una regeneración previa y había recibido mantenimiento en la anterior Alcaldía.Miguel Canales / Expreso

Guayaquil, la ciudad adonde la muerte aterrizó con todo su peso hace casi un año, pretende rendir homenaje a los caídos en la pandemia con una plaza memorial que desde antes de su inauguración ha levantado todo tipo de comentarios, por los más de 353 mil dólares que conlleva su construcción.

Carolina Solís

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Destinar este monto a una obra de este tipo, en una época en que faltan vacunas, no se han hallado todos los cuerpos y hay tumbas aún sin construir en el cementerio municipal, resulta una exageración y un despilfarro de fondos para los deudos de la COVID-19.

Así lo expresa Rita Baque, cuyo caso cruzó fronteras en las páginas de EXPRESO. Fue víctima de la pandemia y hasta junio pasado sufrió para hallar y enterrar el cuerpo de su esposo en el cementerio municipal del suburbio. Hasta el día de hoy no se construye la tumba. “Solo hay tierra”, cuenta indignada a este Diario.

Algunos fallecidos que recibieron un lugar en el cementerio municipal del suburbio para enterrar a sus familiares, como Rita Baque, aún no tienen una tumba construida.
Algunos fallecidos que recibieron un lugar en el cementerio municipal del suburbio para enterrar a sus familiares, como Rita Baque, aún no tienen una tumba construida.Blanca Moncada / EXPRESO

“Son $ 353 mil dólares. Con todo ese dinero pueden ayudar, por ejemplo, a las familias a las que aún no les han hecho bóvedas, pese a que lo prometieron, o a los deudos que aún no pueden hallar los cuerpos de sus familiares, que son muchos”.

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Rita habla con la nostalgia de la pandemia. Tacha de “algo incoherente” la inversión pensada. “Ponen esculturas, placas, ¿para qué? ¿Para recordar qué no hicieron bien? Esa obra será un símbolo del pánico, del dolor, de recordar cómo nos dejaron en plena pandemia, solos”, comenta.

El pasado 11 de febrero, el director de Infraestructura Comunitaria, Carlos Hernández, comunicó en un video institucional que la obra tiene un costo de 350 mil dólares. “Se trata de una plaza que se construye en memoria de quienes cayeron en pandemia, ubicada junto a Plaza Colón”.

Tenemos que aprender a resignarnos. Esa obra será como revivir el recuerdo. Mejor que inviertan en construir las tumbas que no les han hecho a nuestros familiares.

Rita Baque, víctima del luto que dejó la pandemia.

La obra tiene una extensión de 2.200 metros cuadrados y cuenta con áreas verdes e iluminación. Allí se instalarán esculturas conmemorativas “a los héroes de la pandemia, además de placas”, adelantó.

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De acuerdo a información disponible en el Portal de Compras, el costo real de la obra era de $ 387.729,93. Fue subida como “trabajos civiles, eléctricos, sanitarios para la remodelación y rehabilitación de la plaza colón, en memoria de las personas fallecidas a causa de la pandemia COVID-19”, en septiembre pasado.

De acuerdo a los documentos, los trabajos fueron adjudicados al consorcio Mosbe y Asociados, integrado por Néstor Salomón Mosquera Zúñiga (99 %), y María Josefina Bejarano Romero (1 %), por un monto de $ 353,475.

El detalleA la obra la rodean el Teatro José de la Cuadra, el cerro Santa Ana, la iglesia de Santo Domingo y un edificio del Benemérito Cuerpo de Bomberos.

Según Hernández, la obra también busca la reactivación de Guayaquil “lo más pronto posible”; aunque en el cerro no se recibe de esa manera.

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Blanca Reyes vive en el escalón 310. Su padre, Julio Reyes, murió durante la etapa más crítica de la pandemia, y aunque pudo hallar su cuerpo y enterrarlo, el dolor sigue aquí.

Aun así, considera exagerado el gasto en una plaza memorial. “Si (la alcaldesa Cynthia Viteri) quería simbología, hubiera hecho algo con un presupuesto menor, y el resto debía invertirlo en pruebas rápidas. O mejor, en el cerro, que tan desatendido está”, señala.

El Santa Ana ha sufrido el olvido de la autoridad hace mucho. Aunque han sido señaladas carencias en el aspecto turístico, también hay necesidades comunitarias básicas.

Al cerro Santa Ana viene un turista, un extranjero, y no va a encontrar baños públicos. Se supone que de eso se encarga el Municipio, que prefiere invertir miles de dólares en otra cosa.

Blanca Reyes, moradora del cerro Santa Ana.

Reyes cuenta, por ejemplo, que requieren un centro médico y una infraestructura más amigable para que los adultos mayores puedan subir y bajar. “Hay otras prioridades. Por ejemplo, un teleférico. O mejorar los servicios básicos. Ni siquiera nos recogen la basura. Tenemos nosotros que bajar a dejarla”, se queja.

El urbanista Luis Alfonso Saltos recuerda que es común que las autoridades de las ciudades construyan obras en memoria de los caídos, pero añade que hay formas de hacer de esas obras un bien mucho más útil a la ciudad que una plaza en un lugar que ya había sido regenerado. “En la calle Pasteur, de Buenos Aires, cerca del lugar del atentado de Amia, para recordar a los fallecidos se sembró un árbol por cada uno de ellos”, analiza.

Y añade que “eso hubiera hecho mucho más verde a Guayaquil, y más si se hacía en el lugar donde murieron, pero acá solo se trabaja estos atractivos en sectores donde ya hay regeneración. Es el centralismo de las propuestas turísticas”, critica el experto.

El único beneficiario real de esta obra, observa Oswaldo Tapia, otro de los deudos, es el constructor, “porque las familias siguen en el olvido. Es injusto”. Rita Baque lo sabe bien, pero tiene un tono de resignación. “Bueno, ¿qué podemos hacer? Si aquí la plata del pueblo la manejan a su modo...”