En un improvisado galpón construido con cañas y recubierto de plásticos, docentes investigadores y estudiantes de las facultades de Ciencias Naturales y Agrarias de la Universidad de Guayaquil, evalúan los avances que experimenta el proyecto agronómico orgánico de cultivos de soya, arroz hidropónico y maíz para alimentos de especies acuícolas.

Con este proyecto novedoso se ensayan nuevas formas de alimentación para las tilapias, bocachicos y langostas de agua dulce, para que su crecimiento sea más rápido y un exquisito sabor de su carne.

El trabajo lo hacen en las instalaciones de la Facultad de Ciencias Agrarias, sitio al que Loki Sánchez, quien es director encargado del proyecto, califica como una pequeña agroindustria.

Junto a Washington Meza, Geovanny Pizza y Marcelo Zambrano, docentes investigadores de ambas unidades académicas y 50 estudiantes de las carreras de Agronomía y Biología, aportan en esta tarea.

El primer paso que hacen es seleccionar el maíz, arroz o soya; luego lo sumergen en agua durante dos días para su germinación; cuando de la masa sale el embrión, se lo ubica en una bandeja; inmediatamente le aplican sustrato, humus y lo riegan hasta que germina. Este proceso dura de cinco a ocho días, hasta convertirse en forraje.

Luego retiran de la bandeja el forraje, lo secan, muelen y mezclan con otros ingredientes balanceados para obtener un mejor producto para alimentar a los peces que hay en los estanques.

Este producto mejora el sabor de la tilapia, convirtiéndola en un alimento más nutritivo, con mayor peso y crecimiento.

El equipo monitorea el bienestar de los animales durante la alimentación y etapa de crecimiento. Además, mide el ph, la cantidad de oxígeno y la temperatura del estanque.

Leandro Barre, alumno tesista, calificó de excelente el aprendizaje y dijo que lo experimentará en la alimentación de bovinos y equinos.

Como parte de la investigación utilizan los desperdicios de balanceado, más las heces que expulsan las tilapias, para alimento de las langostas de agua dulce.