Independiente del Valle pasó de sufrir cinco goles en los dos primeros partidos de LigaPro, a marcar diez tantos en los últimos dos juegos.

Este cambio radical se basa en tres aspectos fundamentales. El primero es que los jugadores están asimilando la idea del entrenador portugués, Renato Paiva. El segundo es que los rostros nuevos empezaron a marcar diferencias. Y el tercero es una mayor eficacia en el arco rival.

El asistente técnico, Juan Martínez, considera que los últimos resultados han servido para que aumente la confianza en el discurso de Paiva. Eso ha sido fundamental, ya que los futbolistas han tenido que cambiar algunas “costumbres” heredadas del proceso anterior.

En los primeros dos encuentros de LigaPro, el rayado cayó 2-0 ante Orense y 3-1 con Macará. Entonces, Paiva insistía en que iban por el camino correcto. De todas maneras, reconoció como errores la falta de puntería y desconcentraciones individuales defensivas.

“No hay pociones mágicas, esto es de tiempo y trabajo, no es el inicio que queríamos en cuestión de resultados, pero me interesa el proceso y eso ha mejorado. Esa forma de juego es lo que queremos, que el equipo evolucione en ese aspecto”, dijo tras perder ante Macará.

Tras ello, el trabajo interno se enfocó en la finalización. “El objetivo siempre fue generar muchas más opciones de gol”, dijo Martínez.

Pero no fue solo eso. Independiente recuperó a tres jugadores claves: Richard Schunke, Cristian Pellerano y Beder Caicedo. Con ellos se potenció el rendimiento.

Además de la solidez defensiva, los jugadores de la mitad de la cancha y ataque se sintieron más seguros. Pedro Vite y Brian Montenegro empezaron a contar con más situaciones de gol y con más espacios. Así, el equipo inclinó la balanza a su favor.

En el partido de ida ante los chilenos ya mostró un mejor rendimiento. Tuvo una posesión del 59,6 %, dio 408 pases contra los 263 del rival, generó cinco ocasiones claras de gol más que el contrario. Aunque perdió 1-0 por gol en contra.

Paiva aseguró que el equipo estaba bien, que había evolucionado y anticipó que la revancha se jugaría solo en cancha rival. Y tuvo razón. Aumentó su posesión al 66 %, dio 645 pases y remató nueve veces al arco. De ellas seis terminaron en las redes.

Para el volante Lorenzo Faravelli, la clave será mantenerse con esa línea y ser mucho más efectivos porque cada vez será más difícil. Después de todo, esto apenas empieza.