Desde que el Estadio Yeyo Uraga fue entregado remodelado en 2022, mejores tiempos llegaron para el béisbol guayaquileño. Eso, a decir de Jack Aragundi, presidente de la Asociación Provincial de este deporte, es palpable al caminar por los alrededores del predio deportivo y escuchar los gritos de niños jugando, pelotas siendo bateadas y gente corriendo en el césped.

Para Aragundi, la rehabilitación del escenario que se hizo en conjunto con Fedeguayas, y que tuvo que esperar casi una década, fue clave para que ahora se jueguen ahí torneos de categoría intermedia y torneos Open (ligas mayores) durante los fines de semana.

El dirigente añade la masificación continúa. “Seguimos impulsando las preselecciones de Guayas trabajando con niños de categorías 5-6, 8-9 y 10-11 años”, precisa.

Con el fin de socializar el deporte, la asociación decidió ya empezar a trabajar con escuelas aledañas al Yeyo Uraga, de ahí que aproximadamente 150 niños a diario entrenan en el escenario deportivo ‘kicking ball’, una disciplina ligada al béisbol, con el objetivo de que los chicos se introduzcan de a poco en el deporte y que este a su vez sea un complemento a la materia de educación física.

Aragundi piensa a futuro y, aunque su gestión sólo será hasta 2024, tiene previsto masificar el béisbol en las zonas aledañas de Guayaquil.

“Vamos a comenzar la socialización con los dirigentes barriales, para que 1.800 niños se interesen en jugar”, dice con ilusión.

Para que el objetivo sea alcanzable asegura que la Asociación Provincial cuenta con los implementos deportivos “para llevar el deporte a donde no llega y salir de la caja de donde uno está. No podemos esperar a que los niños lleguen. Nosotros tenemos que llevar el deporte”, sentencia.

La hoja de ruta del béisbol en la ciudad está planteada: implementarse con los más pequeños y seguir con los trabajos ya establecidos como la Liga de Miraflores que desde hace más de 40 años sigue haciendo de este deporte, una tradición guayaquileña.