Lil Miquela es una modelo virtual con 1.6 millones de seguidores que es ya imagen de grandes marcas.
Filtros de imagen y aplicaciones que mejoran las fotos antes de mostrarlas al mundo, Carlings plantea la idea de un clóset virtual.cortesía

Ropa virtual, el accesorio perfecto para los instagramers

Personajes creados por computadora ya firman con agencias de modelos y son caras de campañas globales. Esta tendencia ha dado pie a un negocio que fusiona la realidad simulada con una idea de moda sustentable.

En época de escuela, cuando no existía Internet, una de las opciones que servían para entretenernos, eran los muñecos de papel. Incluso las cajas de cereales traían opciones para recortar ropa y vestir a estos muñecos. El juego requería de mucho pulso, cuidado, pegamento e imaginación.

Varios años después, una vez que la tecnología le ha dado la vuelta a todo, nosotros mismos podemos ser los muñecos: Carlings, una tienda de ropa con sede en Noruega, lanzó una colección de ropa digital limitada (Neo-Ex), con la que podemos vestir las fotos de Instagram.

En este tiempo de filtros de imagen y aplicaciones que mejoran nuestras fotos antes de mostrarlas al mundo, Carlings plantea la idea de un clóset virtual.

¿Cómo funciona? El comprador sube su foto en la plataforma de la tienda y un diseñador se encarga de vestirlo de manera virtual con la prenda digital que elija por no más de $25. Una vez que tenga el resultado, puede compartirla en redes sociales.

La ropa no existe en la vida real, por lo que la iniciativa tiene como beneficio reducir el impacto ambiental. Además de que vestir bien y a la moda no represente un gasto excesivo.

La primera línea 3D de Carlings incluye metalizados, pantalones, chompas voluminosas con logos, hasta lentes estrambóticos. Sin embargo, si le interesa algo de esto, tendrá que esperar. La colección está agotada, pero han anunciado una segunda tanda.

Una tendencia que le da la mano a los ‘influencers virtuales’

Si alguien dudaba de la capacidad de los personajes creados por computadora como Miquela, Bermuda y Shudu, para influir en el consumo y el deseo de los humanos, la ropa virtual es una prueba irrefutable.

html

Las marcas están creando colecciones digitales y la gente las está comprado. Ropa que se ve, pero que no existe, como ellas. Un nuevo nicho de negocio apunta a la realidad simulada.

Moschino, por ejemplo, ha firmado un contrato de colaboración para vestir a los Sims y Nike tiene modelos de zapatillas a la venta solo disponibles en Fortnite. Mientras que la start up danesa, The Fabricant, vendió un vestido digital por unos $9.000, una pieza semitransparente que juega con el movimiento y los volúmenes y que su dueño solo puede ponerse en sus fotos de Instagram.

Considerando que muchas veces los influencers y los amantes de la moda compran ropa para fotografiarla y usarla una sola vez, esta opción pinta como económica y sostenible. 

¿Perdura esta moda? Solo el tiempo lo dirá.