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Exceso de productividad puede convertirse en una obsesión.Shutterstock

Cronopatía, el mal de correr a contrarreloj

Aunque el exceso de productividad sea beneficioso para su empresa, no lo es para su salud. 

Procrastinar es el arte de dejar todo para después: los pendientes del trabajo, las tareas del hogar o los deberes de la universidad. Dejar las cosas para último minuto se cree que es una cuestión cultural y que vivir de manera relajada es el estilo de vida ideal, pero para algunos es una pesadilla. 

Existe un grupo de personas con agendas llenas y organizadas en las que distribuyen cada minuto (y segundo) de su día y para quienes el reloj, las vacaciones y el ocio son sus peores enemigos.

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En una sociedad que premia el máximo rendimiento, estos últimos son exitosos. Debido a su exceso de productividad son los favoritos de los reclutadores y jefes, por ser conocidos como aquellos que se ponen la camiseta y están disponibles y gustosos por trabajar 24/7.

Como todo extremo es peligroso, esta obsesión por no desperdiciar ni un instante del día, aunque no es considerada un trastorno, se la conoce como cronopatía, que significa sufrir a causa del tiempo.

Consecuencias

Si usted es de los que no vive esperando que sea el fin de semana, no disfruta del tiempo libre o, peor aún, detesta los feriados y piensa que descansar es una pérdida de tiempo, seguramente puede padecer de este mal que, si no es controlado, puede generar estrés, tensión y afectar sus relaciones afectivas.

“Luego del estrés pueden venir crisis de ansiedad o depresión, después periodos de insomnio y luego comienzan la somatización del cansancio, por ejemplo, con problemas de colon, gastritis o cefaleas”, detalla la psicóloga Susana Osorno.

Mauricio Orrala, magíster en psicoanálisis y educación, indica que en estos casos “existe desgaste físico y emocional, así como una desvinculación con otros elementos de la vida, como la familia, los amigos y la realización personal por la constante idea de que ‘si algo no me sirve para mi productividad entonces no me interesa’”.

Y aunque todos en algún momento pueden tener episodios de adicción a estar en constante actividad y la sensación de que el tiempo nunca alcanza, ¿cuándo esto se convierte en una obsesión? La experta lo explica: “Cuando nada más me satisface o genera placer y no quiero oír el comentario de los demás que me dicen ‘oye, bájale el ritmo al trabajo’. En ese casoí podemos hablar de una manía”.

Cómo identificarlo

El perfil de una persona con cronopatía es el de alguien con rasgos obsesivos o compulsivos por controlar su horario con un calendario de trabajo, con una fuerte tendencia a ser perfeccionista y tener altos estándares. El especialista explica otras señales con las cuales identificarlo.

  • El tiempo de calidad con la familia siempre está en segundo plano.

  • Tiene anotada y cronometrada cada actividad que realiza en el día, incluso siestas o descansos.

  • Mide sus niveles de concentración y prueba técnicas o estrategias para mejorarla.

  • No se puede desconectar de su celular o computador. Estar sin ellos le crea una sensación de angustia.

  • Se siente culpable, irresponsable y frustrado cuando se enferma y se ve obligado a descansar sí o sí.

  • Se propone objetivos inalcanzables. Y si tiene 5 cosas por hacer y solo alcanza 4, se siente un fracaso.

  • Tiene problemas para dormir y acude a fármacos.

“Cuando una persona comúnmente no logra algo, es normal que se sienta mal. En cambio, en estos niveles no importa lo que haya hecho bien, sino que se siente atormentado por lo que no resultó como deseaba”, explica el profesional.

La importancia del descanso

La rigidez de cumplir un horario y el vivir constantemente ocupados, aunque sea por voluntad propia, hace que el cuerpo esté frecuentemente tensionado y alerta, la creatividad disminuya y el estrés se vuelva un compañero de vida más.

Los descansos como las vacaciones, las pausas en el día, conversar con un amigo de cosas triviales o la desconexión con el celular refrescan la mente, mejoran el estado de ánimo y fortalecen el sistema inmune pues ayudan a bajar el cortisol u hormona del estrés.

“El trabajo es una parte de nuestra vida con la cual esperamos tener bienestrar, éxito, prestigio y empoderamiento. Una persona que busca la productividad incesantemente no necesariamente hace algo malo, ya que se guía por una sensación de logro personal muy alto en el contexto laboral, pero debe también considerar que su salud es primero y para no afectarla tiene que descansar”, expresa Orrala.

De igual manera, tener hábitos saludables de sueño restaura el cerebro y el cuerpo, recargándolos de la energía necesaria para enfrentar un nuevo día. Por ello, la próxima vez que planifique su jornada, incluya un buen espacio para el reposo.

Dato curioso

El ‘dolce far niente’ es una filosofía italiana que indica que el secreto del bienestar es disfrutar de no hacer nada. Sentarse en el parque a contemplar el paisaje, deleitarse con una comida sin mirar el celular o, simplemente, parar las actividades del día tiene beneficios para la salud y la mente.

Cómo liberarse

  • Sea realista y no programe demasiadas actividades en un solo día.

  • Colóquese reglas, como no usar el celular mientras come, está en el baño o está conversando con alguien. Tampoco conteste temas de trabajo fuera del horario laboral.

  • Recuerde que aunque lo aburra, estrese o desespere, deje en su agenda espacio para practicar el ‘dolce far niente’, es decir el arte de no hacer nada, que hace que su cerebro descanse y posteriormente rinda mejor.

  • Al menos media hora antes de acostarse a dormir, ‘holgazanee’: prepárese su té favorito, vea alguna serie, tome una ducha larga, realice alguna actividad placentera en la que no deba mirar el reloj.

  • Oblíguese a meditar al menos cinco minutos al día y practique la atención consciente de vivir el momento presente cuando coma, se lave los dientes o haga su rutina de skin care.