SALUD VISUAL
Automedicarse con productos oftálmicos puede traer consecuencias graves.FREEPIK

8 mitos y verdades sobre la salud visual que debe conocer

Dos oftalmólogos aclaran algunas de las dudas más frecuentes sobre el cuidado de sus ojos.

Leer con poca luz daña la vista y comer zanahorias mejora la visión. ¿Le resultan familiares estas afirmaciones? Alrededor de la salud visual circulan muchos mitos que, aunque se repiten desde hace generaciones, no siempre tienen sustento científico. Por eso, para despejar dudas y saber qué hábitos diarios mantener o eliminar, SEMANA consultó con dos oftalmólogos que aclaran qué es cierto, qué no, y qué conviene hacer realmente para cuidar su salud visual.

Mito 1: Todas las gafas lo protegen contra la luz azul y los rayos UV

Realidad: No todos los materiales ofrecen la misma protección visual, y ese es un error frecuente, explica el doctor Edwin Villacís, especialista en oftalmología pediátrica. Así como al ir a la playa sabemos que debemos usar protector solar para la piel, también deberíamos pensar en una protección equivalente para los ojos. Esa función la cumplen los filtros que vienen incorporados en los lentes o gafas, y que actúan como un verdadero escudo frente a la radiación. Por eso, es fundamental que los lentes sean certificados, es decir, que provengan de ópticas confiables y cuenten con registro de autenticidad. De lo contrario, se corre el riesgo de tener una falsa sensación de seguridad, exponiendo al ojo a un mayor daño.

Mito 2: Comer zanahoria mejora la visión

Realidad: Es una creencia muy antigua, pero no del todo cierta. Villacís señala que, si bien la vitamina A (presente en la zanahoria) es fundamental para la salud ocular, especialmente para la visión nocturna, los casos de personas con deficiencia real de esta vitamina son poco frecuentes. Además, aclara que no se necesita consumir grandes cantidades de zanahoria: una dieta equilibrada que incluya proteínas, vegetales y frutas variadas suele ser suficiente para cubrir los requerimientos. También advierte que, si una persona tiene problemas de visión como miopía, hipermetropía o astigmatismo, el consumo de zanahoria no generará ninguna mejoría en su agudeza visual.

Mito 3: Leer con poca luz puede daña los ojos

Realidad: Leer ocasionalmente con poca luz no genera un daño inmediato en los ojos, pero hacerlo de forma constante, sobre todo en dispositivos electrónicos, sí puede tener consecuencias. Villacís menciona que “no es lo mismo leer un libro impreso que usar pantallas como celulares o tablets con la luz apagada”. En niños, cuyo sistema visual aún se está desarrollando, este hábito puede favorecer el aumento de casos de miopía. También se ha observado un incremento de resequedad ocular en menores, una condición que antes era común solo en adultos. Este problema genera molestias como fotofobia, intolerancia al aire acondicionado y mayor predisposición a conjuntivitis alérgicas.

Mito 4: Si veo bien, no necesito ir al oftalmólogo

Realidad: Ver bien no siempre significa tener una buena salud visual. Así lo aclara Villacís, quien señala que muchas personas, especialmente los niños, pueden creer que ven bien simplemente porque no conocen otra forma de ver. “Un niño que nunca ha usado lentes no sabe si realmente está viendo bien”, afirma. Por eso, insiste en que los controles con el oftalmólogo deben hacerse de forma periódica, incluso desde el nacimiento. En el caso de los niños, recomienda evaluaciones al nacer, a los seis meses, al año, a los dos años y luego de forma anual. En adultos también se recomienda realizar un chequeo visual al menos una vez al año, incluso si no presentan molestias.

Mito 5: Es peligroso usar maquillaje de dudosa procedencia

Realidad: El uso de maquillaje sin registro sanitario o de origen desconocido puede poner en riesgo la salud visual. Según el oftalmólogo Ronald Lozada, cirujano plástico ocular, algunos de estos productos no cumplen con normas básicas de higiene durante su fabricación y pueden venir contaminados, lo que eleva las probabilidades de infecciones en los párpados y en los ojos. Advierte que algunos pueden contener sustancias no aprobadas por entidades como la FDA, lo cual incrementa el riesgo de alergias, irritaciones e intoxicaciones. “Lo ideal es usar maquillaje aprobado por oftalmólogos y elaborado por laboratorios reconocidos”, indica.

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Mito 6: Se puede usar gotas oftalmológicas sin supervisión médica

Realidad: Automedicarse con productos oftálmicos puede traer consecuencias graves. Lozada dice que no todos son iguales, aunque algunos frascos se parezcan en forma o color. Su uso prolongado sin control médico puede provocar complicaciones como cataratas, glaucoma e incluso pérdida de la visión. “Hay fórmulas que solo eliminan el ojo rojo, pero no tratan la causa real del problema”, explica. También alerta sobre casos en los que se confunden medicamentos para los oídos con productos para los ojos, lo que representa un riesgo adicional.

Mito 7: La cirugía de párpados solo sirve para mejorar la apariencia

Realidad: Aunque muchas personas buscan la blefaroplastia (cirugía para mejorar la apariencia de sus párpados), sus beneficios pueden ir más allá de lo estético. Según comenta Lozada, también puede tener un fin funcional, ya que permite retirar el exceso de piel que, en algunos casos, llega a obstruir el campo visual. Además, puede combinarse con otras técnicas como la elevación de párpados o corrección de ectropión, ayudando a aliviar molestias como ojo seco, pesadez o sensación de “basurita” en los ojos. En cuanto a la edad, aclara que no existe un límite específico: “No depende de la edad, sino del problema”.

Mito 8: Los lentes de contacto estéticos son siempre seguros

Realidad: Pueden ser seguros, pero solo si cumplen ciertos requisitos. Lozada enfatiza que deben provenir de laboratorios confiables, contar con registro sanitario y usarse bajo supervisión de un especialista. ¿Por qué? Porque la córnea (la parte del ojo donde se coloca el lente) obtiene oxígeno directamente del aire, y usar productos de mala calidad o por tiempo prolongado puede limitar esa oxigenación y causar complicaciones. Una mala higiene al manipularlos eleva el riesgo de infecciones graves que pueden comprometer la visión, e incluso provocar la pérdida total. “No deben llevarse más de ocho horas al día, ni utilizarse al dormir o al entrar a piscinas”.

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