Yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) atacaron ayer la ciudad norteña iraquí de Kirkuk, en lo que parece un intento de desviar la atención mientras las fuerzas iraquíes seguían avanzando hacia su bastión de Mosul.

En el quinto día de la ofensiva de las fuerzas iraquíes y combatientes kurdos para arrebatar a los yihadistas su último bastión iraquí, el EI perpetró ataques coordinados detrás de la línea de frente, en sectores bajo control kurdo.

Una treintena de personas murió en los enfrentamientos y atentados suicidas que empezaron por la noche.

Según los responsables, cinco kamikazes atacaron durante la noche varios edificios gubernamentales de Kirkuk, así como una central eléctrica en obras situada al noroeste de esa ciudad, en la que murieron 16 trabajadores.

A plena luz, Kirkuk fue escenario de acciones de guerrilla urbana que obligaron a decretar un toque de queda en esta ciudad multiétnica, donde cohabitan varias comunidades religiosas, situada a unos 150 km de Mosul, en una región petrolera.

Un francotirador abatió a un reportero de una cadena local, Ahmed Hajer Oglu, de 30 años y padre de dos hijos, mientras cubría los enfrentamientos en Kirkuk.

Cerca de Kirkuk, en Dakuk, quince mujeres murieron en un ataque aéreo contra un lugar de culto. AFP