
Vivimos pendientes del servicio que damos
Una noche de octubre de 2012, Reymont Castillo Sandoval disfrutaba de una fiesta con amigos y compañeros de trabajo.
Una noche de octubre de 2012, Reymont Castillo Sandoval disfrutaba de una fiesta con amigos y compañeros de trabajo. Cuando el reloj marcó las 00:30 se produjo un apagón que afectó no solo al barrio donde se encontraban, sino a gran parte de la ciudad de Esmeraldas.
A partir de ese momento este ingeniero eléctrico, que era el representante local de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL), debió abandonar el lugar para trabajar inmediatamente en el restablecimiento del servicio, algo que él y sus compañeros lograron luego de 16 horas continuas, pues la situación era crítica, ya que el cerro por donde pasaba la línea de subtransmisión que alimentaba al centro de la capital esmeraldeña se había derrumbado.
Trabajar en una empresa proveedora de energía eléctrica “no es cosa de diez o doce horas al día -dice hoy Castillo-, los que nos metemos a esto tenemos que estar pendientes del servicio las 24 horas, los 365 días al año, porque los usuarios quieren soluciones inmediatas”.
Con una larga trayectoria laboral dentro de la Corporación, este profesional, quien hoy dirige la Unidad de Negocios de la provincia de Los Ríos, divide su tiempo entre estas funciones y la actividad gremial, pues acaba de ser elegido presidente del Colegio Ingenieros Eléctricos y Electrónicos del Litoral (Crieel).
Nacido en Esmeraldas y graduado de ingeniero en la Escuela Superior Politécnica del Litoral, Espol, el dirigente se propone “reconstruir el buen nombre, la buena marca del Crieel” ¿cómo? “buscando ser ese referente de opinión de la gestión técnica y comprometer a nuestros afiliados con el desarrollo de los sectores productivos y estratégicos del país”.
Los gremios profesionales como el suyo, dice Castillo Sandoval, constituyen un puente de diálogo entre los sectores público y privado en estos tiempos en los que el país necesita salir adelante. Por eso a los ingenieros eléctricos no les incomodan temas como el cambio de matriz productiva o el uso de las cocinas de inducción que impulsa el Gobierno nacional. Creen que todos estos cambios son beneficiosos para el país y para ellos, en particular, ya que ambos procesos requieren de mano de obra calificada como la de los técnicos en electricidad.
Pero el tiempo pasa y los ciclos dentro de las instituciones tienen su fin. Tras una larga relación de dependencia, que empezó como asistente de ingeniería en la desaparecida Empresa Eléctrica Guayas-Los Ríos, Castillo piensa independizarse económicamente “y a ver qué pasa”.