Virar la pagina

El gobierno Moreno entra a su décimo mes en el poder, tras lograr una gran aceptación nacional y triunfar en la consulta popular, pero no logra aún asumir la velocidad de crucero que demandan, por un lado, un pueblo agobiado y, por otro, la complicada situación de la economía nacional. En este escenario no puede seguir sobreviviendo de y en escándalos heredados del anterior gobierno en contubernio con empresarios transnacionales y locales, ya que de estos no se saca nada en concreto si no son debidamente encausados por Contraloría, Fiscalía, Administración de Justicia, Procuraduría, veedurías sociales, entre otros entes de control social y sancionadores del Estado. Virar la página significa que la Función Ejecutiva no puede por ningún motivo distraerse en bochornosos asuntos como la “pelea de compadres”, sino que estos deben ser enfrentados por las autoridades competentes sin que aquello signifique que el presidente y su equipo pierdan el control de la institucionalidad democrática frente a una fragmentada oposición que quiere pescar a río revuelto, sin entender las circunstancias especiales del país y sus amenazas externas. En este contexto aceptamos la selección de la Eco. María Elsa Viteri como ministra de Economía y Finanzas, creemos que es pertinente que la dejemos laborar y conozcamos lo que va a proponer. No se puede aceptar que de entrada se empiece a caotizar la economía argumentando, falaciosamente, que los mercados han reaccionado negativamente, cuando lo que se debe decir es que operadores interesados la rechazan por su participación, al inicio del anterior gobierno, en la negociación de la deuda externa. Incluso, sería importante en el diálogo nacional preguntarle al empresario Bernardo Acosta en dónde vamos a encontrar a “un técnico sin marca ideológica”; ningún integrante del Foro de Economía y Finanzas o del Foro Progresista, ni gremio empresarial tiene este perfil. Frente al planteamiento del CEE y la respuesta de la ministra, depongamos nuestros prejuicios, elevemos la calidad de la discusión política; los ciudadanos no somos enemigos sino contendores que deberíamos apuntar a un mismo fin.