
Violencia en Santa Elena: Militante de ADN fue asesinado por sicarios en Salinas
El crimen de Carlos Emilio Lascano Muñoz, de 44 años, quedó grabado en video
El silencio de la noche en el barrio Las Vegas, en Salinas, se rompió con una ráfaga de disparos. Eran cerca de las 20:00 del lunes 20 de octubre cuando Carlos Emilio Lascano Muñoz, de 44 años, cayó al suelo frente a su vivienda, herido de muerte por sicarios que llegaron en motocicleta.
Lascano, reconocido militante de la agrupación Acción Democrática Nacional (ADN), conversaba con sus familiares cuando los asesinos se acercaron y descargaron al menos cinco tiros contra él, sin darle oportunidad de reaccionar.
Los gritos de desesperación de sus allegados y vecinos se mezclaron con el ruido de la moto que huía a toda velocidad. El dirigente fue llevado de emergencia a una casa de salud, pero los médicos solo confirmaron lo inevitable: había muerto.
“Hoy despedimos a un ser humano noble, un amigo leal, un militante incansable que dedicó su vida a servir a los demás con entrega, compromiso y amor por su tierra”, señaló el comunicado emitido por ADN en Santa Elena, un texto cargado de tristeza.
Las cámaras de videovigilancia de las casas cercanas captaron la escena, y esas imágenes son ahora la principal pista que la Policía Nacional analiza para dar con los responsables. Se investiga, por ejemplo, la ruta de escape que siguieron los criminales.
En redes sociales, amigos y compañeros de lucha política expresaron su pesar. “Con profundo dolor y solidaridad extiendo mis condolencias a los familiares. Noble amigo que por su vocación de servicio deja una huella imborrable”, escribió la concejal de Santa Elena, Tania Marca.
Asesinato en La Libertad
La misma noche del lunes, en el barrio 5 de Junio, del cantón La Libertad, el ciudadano Paulino Alexander Ortega Ortega, de 30 años, perdió la vida tras resistirse a un asalto.
Según testigos, Ortega caminaba con una mochila cuando dos hombres en moto lo interceptaron. Intentaron arrebatarle el bolso, pero él se resistió. La respuesta fue brutal: una lluvia de balas, al menos diez disparos que lo dejaron tendido en la calzada, sin vida.
Los vecinos, aterrados, vieron cómo los asesinos huían en la oscuridad. “Fue una escena espantosa, parecía una ejecución”, comentó un morador, quien prefirió no revelar su nombre.
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