Inconvenientes. El técnico amarillo Guillermo Almada (i), y su asistente Darwin Quintana no fueron a trabajar con la plantilla como lo habían planificado.

El viaje se convirtio en otro rival

El Ídolo del fútbol ecuatoriano encontró su primer escollo en el camino a medir a Gremio de Porto Alegre en Brasil, un imprevisto con el chárter contratado se convirtió en el dolor de cabeza del director técnico Guillermo Almada y sus jugadores.

El Ídolo del fútbol ecuatoriano encontró su primer escollo en el camino a medir a Gremio de Porto Alegre en Brasil, un imprevisto con el chárter contratado se convirtió en el dolor de cabeza del director técnico Guillermo Almada y sus jugadores. La razón en el primer día: el tráfico aéreo desde Bolivia hacia el país carioca, por ello no había autorización para volar hacia su destino, mientras que lo del segundo: la falta de un permiso.

La empresa mexicana de chárteres Global Air es la responsable de movilizar al club canario. El vuelo estuvo lleno de situaciones imprevistas: primero un retraso de aproximadamente dos horas para dejar suelo ecuatoriano, se tenía programado viajar a las 14:00 y el avión sobrevoló Guayaquil a minutos para las 16:00. Pero la espera más compleja fue ya dentro del avión, cuando se tuvo que esperar casi 45 minutos para que enciendan los aires acondicionados y esto ya generó incomodidad.

Al aterrizar en Santa Cruz de la Sierra, la idea era cargar de combustible al aeroplano y efectuar el pago de este, situación que no iba a llevarse más de una hora, sin embargo se superó este tiempo y fue allí cuando comunicaron que el Ídolo no llegaría a Brasil esa noche. Aunque el chárter contó con una delegación general entre jugadores, dirigentes, hinchas y periodistas, al bajar se dividió en dos: todo el equipo se hospedó en el hotel Sun, a cinco minutos del aeropuerto, mientras que los otros tripulantes debieron pasar la noche en el Camino Real.

Cuando habían confirmado que el club torero saldría a primera hora de ayer, las cosas se complicaron con el pasar de los minutos. Luego de su desayuno del lunes, se tenía previsto que vuelen hacia Porto Alegre, su destino original, sin embargo EXPRESO pudo conocer en medio de la espera que en la recepción del Sun Hotel de la ciudad pidieron hospedarse una noche más.

El verdadero inconveniente del club en Bolivia pasa por lo deportivo. Con el chárter retenido y la utilería del club dentro de él, entrenar resultó imposible para el cuadro canario.

Barcelona, previo a su salida del país, había jugado un día antes y entrenado por la mañana, hubo un desgaste, pero el cuerpo técnico estaba urgido por una práctica “Esto no estaba en nuestros planes, deseamos llegar a Brasil y entrenar, hacer las cosas que debemos por un partido de esta magnitud. Nosotros empezamos el domingo a las 07:00 y terminamos el domingo a las 00:00 de la noche, no es lo ideal, pero ya está hecho y no se puede cambiar. Ahora hay que caminar de ahora en adelante, pero (quedarse en Bolivia la noche) no fue lo más adecuado, no estaba esto planificado, se preveía una parada técnica de 45 minutos e ir a Brasil”, dijo el preparador físico del plantel, Rubens Valenzuela.

Mientras que la penuria del cuerpo técnico era transmitida por Valenzuela, la desesperación de la dirigencia la tenía el presidente de la Comisión de fútbol, Aquiles Álvarez, quien al ser cuestionado qué es lo que falta para viajar, tras un suspiro le dijo a EXPRESO, “es un permiso y estamos a la espera, por ahora nos quedamos acá”.

Además, este Diario averiguó que el club buscó tres escenarios para una posible práctica nocturna, el estadio Samuel Vaca de Sport Boys, el Édgar Peña (estos dos con su gramado en malas condiciones) y el complejo del Blooming, la mejor opción era esta última, pero el problema es que no tenía luminarias.

En medio de las complicaciones, el meta Máximo Banguera sacó su sentido del humor con un “aquí nos quedamos hasta que nos vengan a ver”, luego del desayuno, mientras que el volante Segundo Alejandro Castillo les decía, “mejor le decimos a los de Gremio que vengan a jugar acá”. Ambos denotaban cierta inconformidad, pero trataban de tomarlo con gracia.

Sobre quién es el responsable de esta ‘para estratégica’, Valenzuela manifestó que “ahora empezarán con la culpa del avión, que el permiso, el viaje consistía en salir a la una de la tarde y salimos a las cuatro, hacer una escala técnica y llegar tipo siete de Ecuador a Brasil, ese era el itinerario correcto”, ratificó a EXPRESO.

Marcos Caicedo conversó con este Diario e indicó, “no sabemos qué va a pasar”. El jugador hasta preguntó qué podría pasar si no llegan a su destino a tiempo, y la respuesta es descalificación directa.

Juan Alfredo Cuentas, vicepresidente financiero del club, dejó saber: “Estamos esperando que nos digan que ya podemos ir al aeropuerto”, le dijo a EXPRESO.

Con más de 24 horas luego de dejar su ciudad de origen, Barcelona encontró un enemigo antes de medir a Gremio, el cielo, la aerolínea o la misma logística. Lo cierto es que la idea de buscar la hazaña no se tergiversa, pero el aspecto deportivo sí se trastocó.

Aimar, perjudicado en su recuperación

Las complicaciones del viaje torero tienen otro damnificado: el zaguero Darío Aimar, quien según la planificación debe hacer un trabajo especial, pues sale de una lesión. El preparador físico Rubens Valenzuela dejó saber que “esto le perjudica a Aimar, perdió domingo y lunes, tenía previsto trabajar al mediodía con él solo en el gimnasio del hotel y después unirse al grupo. Ya perdió entrenamientos”.

Alimentarse en medio de la espera

En medio de la espera y la incertidumbre de lo que iba a realizar la plantilla torera tras su estancia en Santa Cruz, era necesario alimentarse debidamente.

Gustavo Peralta, médico de Barcelona, le contó a Diario EXPRESO que “dos proteínas, ensaladas, dos pastas, arroz integral, frutas y frutas secas” fueron los alimentos en la mesa que se sirvieron los jugadores del Ídolo del Astillero durante el desayuno.

Pero lo más llamativo es la “merienda deportiva” que debieron tener los jugadores previo a su entrenamiento, que estaba programado para que ayer sea en Porto Alegre, pero que se frustró debido a los múltiples inconvenientes para trasladarse hasta la sede del partido frente a Gremio.

“Esta merienda deportiva es bastante sencilla, liviana, panes con mermelada, algún jugo natural, ya que de ahí tiene que moverse en la práctica”, agregó el doctor del representativo amarillo.

Darío Aimar salió del restaurante con algunas frutas en sus manos, al preguntarle cuántas de esas se lleva en la maleta, respondió mientras reía: “sí, hace hambre pues socio, hay que llevar algo”.

Oswaldo Minda es otro jugador que dejó el comedor con algo en sus manos, un vaso de jugo para combatir el calor en Santa Cruz.