
La via se corta y ellos improvisan un puente
Hicieron la llamada ‘vaca’ o colecta entre toda la comunidad. Necesitaban el dinero suficiente para comprar madera, clavos, alambre resistente, soga y otros implementos que les sirvan para su improvisada tarea de constructores.
En su afán por superar los problemas que la lluvia les dejó, los moradores de la parroquia Vicentino, perteneciente al cantón Puyango de la provincia de Loja, decidieron construir un puente de madera sobre el mismo lugar donde, el viernes pasado, un deslave se les llevó su carretera.
Fue una tarea conjunta, donde ellos pusieron la mano de obra en el escenario y ellas, sus esposas, madres o hermanas, lo hicieron desde la cocina. Ellas se levantaron más temprano para enviarlos “bien desayunados”. Las comandó Rosa Herrera, presidenta de la junta parroquial de Vicentino.
Mientras parte de los 20 hombres se impusieron la tarea de cortar los pesados troncos para luego amarrarlos, unirlos y formar un camino, otros se arriesgaban a bajar en medio del lodo a una profundidad de dos metros para colocar las bases del puente peatonal.
La tarea fue titánica. Y peligrosa. La tierra en el sitio permanece resbaladiza. Pero ellos midieron los riesgos y la preocupación de quedarse incomunicados los animó a lanzarse a esta aventura, admite Jaime Herrera, uno de los hombres que se impuso esta labor.
El problema, dice el morador de Vicentino, es que debido al corte de la vía que los conducía hasta la carretera principal que comunica con el pueblo, los buses solo llegaban hasta el otro extremo y los dejaban allí. No había cómo cruzar.
Pasado el mediodía ya se habían hincado los pilotes que conformarían la base que sostendría el puente. Los hombres se mostraban cansados y las mujeres, lideradas por Rosa Herrera, estaban concluyendo su tarea. Con ollas y baldes con jugo, llegaron con su “trabajo”, el seco de gallina que habían preparado como almuerzo, hasta el lugar donde ellos hacían el puente. Entonces, un instante de relax para conversar con ellas sobre los avances y para recuperar fuerzas.
Luego de un corto descanso, la tarea continuó hasta pasadas las 19:00, hasta que en medio de la oscuridad lograron terminar el nuevo paso, al que al final colocaron una baranda de protección.