Venezuela y Francisco (II)

Terminé mi artículo anterior con las siguientes preguntas: ¿dónde está el papa (en el caso venezolano)? ¿Cuál debería ser su rol? ¿Debería tener uno? Como herederos de la modernidad afirmamos que la Iglesia debe mantenerse separada del Estado, como dos esferas que no pueden tocarse. Si defendemos este valor, ¿no resulta contradictorio pedir la asistencia religiosa en un asunto terrenal? Posiblemente. Pero el ideal de la laicidad no ha sido determinante en la no interferencia religiosa en los asuntos políticos. Aunque sea de esencia civil, la Iglesia se ha pronunciado cuando se ha tratado de aprobar, por ejemplo, el matrimonio gay. Esto porque aseguran, entra en “su” terreno, el moral. Conclusión: no han sido dos esferas, sino dos conjuntos que tienen elementos en común. Tomando esto como antecedente, podríamos concluir que existen las condiciones suficientes para que la Iglesia se pronuncie cuando estamos al borde de una guerra civil. En segundo lugar, Juan Pablo II dio un claro ejemplo de que la cabeza de la Iglesia no solo mira al cielo. En palabras del dictador polaco Jaruzelski, sobre el fin del comunismo soviético en su país: “(él) fue el detonador”. Los nueve días que el papa estuvo en Polonia fueron cruciales. El apoyo tácito a Solidaridad (el partido político opositor al régimen) fue el motor que impulsó la lucha. Para el vicario de Cristo, ellos estaban del lado correcto de la historia. A pesar de esta evidencia, donde la ideología política de un papa ha delineado al mundo, uno podría argumentar que esta es una decisión personal y que Francisco no comparte esta visión de su imagen con el mundo terrenal. Sin embargo, su rol como mediador entre Cuba y EE. UU. o entre Colombia y las FARC, da a entender que el papa no se encuentra alejado de lo que ocurre “aquí en la tierra” ni de las victorias diplomáticas. Entonces ¿por qué no se involucra? ¿Por qué permite a Maduro utilizar su imagen a su conveniencia? ¿Por qué lo único que ha dicho sobre la oposición es que “parece estar dividida”? No soy quién para decir lo que debería hacerse, pero sí puedo decir lo que veo. Y lo que no. Y lo que no veo es a un pastor apacentando las ovejas.