
Venezuela en estado de emergencia economica
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, decretó ayer la emergencia económica en Venezuela, lo que le otorga plenos poderes para legislar en esa materia durante 60 días. La decisión se produce en medio de la peor crisis de los últimos 35 años. Con un barril de petróleo declinante, con un aparato productivo privado paralizado como consecuencia de la falta de divisas y una hiperinflación, el Gobierno busca revertir la situación expandiendo sus poderes. El recién designado ministro de Economía, Luis Salas, leyó en una alocución televisada el contenido del decreto, una serie de medidas, la mayoría generales, precedidas por un largo preámbulo que identifica en la muerte del líder de la autodenominada revolución bolivariana, Hugo Chávez, el origen de la catástrofe que vive Venezuela, llamada “guerra económica” por la narrativa chavista. Entre esas decisiones están: a) el Gobierno podrá reorganizar el presupuesto a su leal saber y entender; b) dictará medidas para evitar la evasión fiscal; c) agilizará los trámites para importar los productos e insumos necesarios para el consumo; d) eximirá de los requisitos cambiarios -en Venezuela hay un control de venta de divisas muy rígido desde 2003- al sector público y privado; y e) requerirá del incremento de la producción y podría disponer de los bienes que las empresas privadas tienen. Lo que más llamó la atención es la posibilidad de que se establezcan ingresos y egresos máximos para las operaciones en efectivo con la moneda local. La sola posibilidad de que el Gobierno sea facultado para imponer un corralito (una restricción a las transacciones económicas y financieras, impuestos en Argentina y Grecia en el pasado) fue quizás el anuncio más impactante de todos. Maduro rindió ayer cuentas de su gestión ante un parlamento de mayoría opositora que busca sacarlo del poder, poco después de decretar la emergencia económica. En un acto inédito en 17 años de gobierno chavista, Maduro, ataviado con su banda presidencial, entró al hemiciclo entre aplausos de seguidores que ocupaban las tribunas, e intercambió, sonriente, unas palabras con el jefe legislativo, Henry Ramos Allup, un acérrimo antichavista.