Actualidad

Trump: impacto mundial

aunque las visiones catastrofistas previas se agrandaron al conocerse la victoria de Donald Trump, estas han ido perdiendo fuerza al paso de las horas.

Sin embargo, es innegable el sacudón recibido por el planeta Tierra a lo largo y ancho de su geografía y de modo especial en los Estados Unidos de América, donde su “establishment” acaba de sufrir una dura manifestación de la fatiga de un electorado que, por ello, por el desánimo generado por las promesas incumplidas, el declive del poderío de su país y la lentitud de los avances, se dejó seducir por la promesa de volver a la grandeza que, con gran sintonía con las expectativas de los votantes y enorme capacidad de mercadeo, le hizo el ahora presidente electo.

No es posible, en el espacio de un editorial, intentar siquiera hacer un breve análisis de las razones para el pronunciamiento de la voluntad ciudadana, pero queda claro, de allí las fallas de las encuestas, que hubo voto escondido, voto vergonzante. Los llamados hispanos, ahora residentes legales y prósperos en los Estados Unidos, que como conjunto demográfico fueron objeto de duras críticas y amenazas por parte de Trump, sin reconocerlo públicamente, en un alto porcentaje le otorgaron su voto, tanto que ahora tiene mayoría legislativa. También fue un factor que lo favoreció la debilitada credibilidad de Hillary Clinton, elogiada luego en el discurso de la victoria.

Hoy son más las interrogantes que las certezas y no cabe especular sobre ellas. Se volvería a las tentaciones catastrofistas. La campaña fue dura y permitió evidenciar condiciones impropias para el desarrollo exitoso del cargo con mayores responsabilidades del mundo. Ojalá posea la capacidad de rectificarlas. Bien se sabe que gobernar es rectificar. En la tradición de su partido republicano hay ejemplos, tal cual el de Lincoln. Es deseable que lo inspiren. De sus decisiones no solo depende el bienestar de su nación sino también la paz del mundo.

En cualquier caso, la democracia más antigua del mundo sigue funcionando en sus mecanismos electorales pero, recogiendo el mensaje de los mandantes, deberá realizar ajustes.

Es de esperar que frente al triunfo, esa reiterada voluntad de “hacer nuevamente grande a los Estados Unidos” se empiece a cumplir, empezando por la “grandeza” del recién electo.