Es un triste feriado
No pudimos siquiera celebrar a Guayaquil en sus fiestas, simplemente no tuvimos cabeza para eso. Nuestra mayor preocupación en estos días era conseguir algo de comida y resguardarnos en nuestros hogares para que no nos suceda nada.
Un 9 de Octubre digno de no recordar, muy lejos de ser una festividad a causa de los sucesos que todos conocemos.
Esperamos con ansias que las celebraciones del otro año por el bicentenario de Guayaquil no sean opacadas por ningún tipo de protestas o desmanes y podamos botar pacíficamente la casa por la ventana.
Este feriado pasará desapercibido para muchos.
Antonio Reinoso