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Los traspies electorales irrumpen en los partidos

Tres precandidaturas truncadas y una alianza en la cuerda floja. Hay motivos oficiales y no oficiales. La aceptación pesa.

Imagen referencial. El movimiento PAIS aún no define su cuadro para reemplazar a Cevallos en la Prefectura, ni si continúa o no el apoyo a  Jimmy Jairala en Guayaquil.

Suceden, pero no suelen trascender al espacio público. La renuncia de tres precandidatos y el declive de una alianza electoral que parecía fuerte en Guayas llegaron tan seguidas y llenaron el tablero electoral de tropezones que obliga a cuestionarse: ¿por qué suceden con mayor frecuencia estos traspiés electorales?

Los motivos oficiales generalmente se circunscriben a razones de índole familiar o falta de acuerdos dentro de las organizaciones políticas, pero no siempre es así. El consultor político Daniel Molina, señala dos causas de las que generalmente no se mencionan: el desgaste de una precandidatura lanzada con mucho tiempo de antelación y por el oportunismo. “Hay políticos que lanzan su precandidatura solo para, en el camino, hacer una negociación con otro partido. Se bajan de esa postulación a cambio de una candidatura que les resulta más realista y favorable”, comenta el experto al ahondar en el último motivo.

Jorge León, consultor político, coincide en parte con Molina. Considera que hay precandidatos que se lanzan sus nombres con la expectativa de provocar alguna especie de ruido en el tablero electoral y, de acuerdo al efecto, continuar o declinar para sumarse a otras aspiraciones. “Tratan de posicionar un nombre y a ver quién más se va sumando. En Guayaquil es complejo porque el escenario está marcado”.

Pero no solo la estrategia de los precandidatos pesa. El comunicador político, Pablo Jaramillo, cree que la percepción del elector también juega un papel importante. Cita como ejemplo la más de una docena de aspirantes a la Alcaldía de Quito crea, a su criterio, una imagen de ambición personal en el elector lo que empuja a precandidatos con poca aceptación a buscar alianzas o declinar sus aspiraciones.

En medio de estos traspiés está una parte del electorado que ya tenía decidido votar por una precandidatura que resultó fallida y ahora se ve obligada a migrar a otra o regresar al universo de los indecisos. Molina cree que no solo, sino que también representa un cambio en todo el tablero electoral. “Toda la estrategia cambia para cualquier candidato en la provincia”.

Jaramillo es de los que cree que, de momento, ese universo huérfano regresa a engrosar el campo de los nulos o los indecisos hasta que surja un aspirante de su preferencia. Ese candidato, a criterio de León, suele ser el que más opciones tiene de ganar esa dignidad. “La candidatura con mayor opción termina fortaleciéndose a menos que surja una nueva con el mismo peso de la que se retiró”.

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