Recorrido. En apenas un kilómetro los pasajeros de seis líneas se exponen a ser víctimas de los carteristas.

En un tramo de la Benjamin Carrion acechan los carteristas

Varios de los usuarios de buses reconocieron a EXPRESO que los carteristas se suben como si no se conocieran de nada. Se colocan estratégicamente y eligen a una víctima a la que “marcan” haciéndose señas entre ellos.

Algunos pasajeros han aprendido a reconocer los indicios. Gritos de atropello, voces que piden que se avance hasta el fondo. Reclamos que suelen ser comunes en un bus urbano: “No empujen”, “abran paso”, “Cuidado que aplasta a la niña”...

Entonces, si hay quienes empujan hacia un costado hay otro que lo hacen hacia el otro lado. Situaciones que ocurren en buses que precisamente van repletos, porque son los preferidos por los hasta cuatro grupos que operan en un tramo de la av. Benjamín Carrión, en el sector que va desde el centro comercial La Rotonda hasta el paso a desnivel que atraviesa la Francisco de Orellana.

Cuando se dice que algo está pasando es que en verdad pasa y de esto los viajeros se dan cuenta de inmediato: un grupo de los pasajeros -entre cuatro a diez- que se bajan simultáneamente y al apuro.

Sucede entonces una reacción en cadena: dos a tres pasajeros sienten la falta de sus billeteras, otros tantos las de sus celulares. Se dan cuenta que han sido birlados.

Es en ese momento cuando se dan cuenta de lo ocurrido: los supuestos pasajeros rodearon a sus víctimas como una manada de lobos, aunque con apariencia inofensiva. Por lo común, no llevan armas.

“A mí se llevaron dos celulares en menos de un año, con esa misma estrategia”, dice Renán Ibáñez Villao, quien cada mañana espera el bus de la línea 121 en el paradero en donde también se embarcan los carteristas, al pie del centro comercial La Rotonda.

Eso lo saben los pasajeros. Tanto que a inicios de esta semana, una persona gritó a los viajeros de un bus: “¡Cuidado, esos son ladrones!”.

“Quienes tomamos bus aquí sabemos cómo actúan. Es incomprensible que la policía no pueda hacer nada”, dice Karen Véliz Sánchez, quien labora en una empresa de la Kennedy.

Varios de los usuarios de buses reconocieron a EXPRESO que los carteristas se suben como si no se conocieran de nada. Se colocan estratégicamente y eligen a una víctima a la que “marcan” haciéndose señas entre ellos.

“Trabajan organizados y distribuyen sus funciones de tal forma que cada integrante tiene un papel concreto en la comisión del delito”, dice el biólogo Xavier Cornejo, catedrático de la Universidad de Guayaquil, quien en más de una ocasión también se quedó sin celular en esos empujones a bordo de uno de los buses que circulan por la av. Benjamín Carrión.

Nadie está a salvo en medio de los empujones planificados.

Se requiere de una brigada que actúe en los buses

Para varios de los usuarios de los buses que circulan por el sector de la av. Benjamín Carrión, la Policía Nacional debería implementar una unidad especializada en detectar a las bandas que trabajan en la transportación urbana.

Sobre esto, Leonel Loyola González, jefe del subcircuito Alborada, explicó que la unidad que dirige ejecuta constantes controles, en los sectores que les corresponde y en horarios determinados. “El asunto es que si este tipo de robo no se denuncia, la policía no tendrá conocimiento de que se estén desarrollando”.

Sobre la necesidad de una unidad especializada, Loyola aseguró que la policía ya lo tiene: la Siprobac. “Los agentes de esta unidad trabajan encubiertos”.