Situación. Los ‘tallarines’ de cables y antiguos postes de cemento son constantes en las cuadras de este tramo.

Un tramo de la 29 a espera de la regeneracion urbana

Cerca de quince cuadras de la avenida carecen de áreas verdes y cableado subterráneo. En las calles finales piden mejorar el sistema del alcantarillado.

Es la segunda arteria principal del suburbio, luego de la Portete. Está atravesada por más de 60 cuadras que abarcan seis centros educativos, tres iglesias, dos parques, un hospital, un cementerio, la Unidad de Vigilancia Comunitaria del Distrito Portete y cientos de establecimientos comerciales.

Además, varias compañías multinacionales se han asentado estratégicamente en calles como Goyena, Portete y Gómez Rendón, referentes de este populoso sector. Sin embargo, solamente se han desarrollado tres mantenimientos en esta vía, la 29. La última regeneración se realizó hace aproximadamente cuatro años.

Dicho arreglo comprendió desde la calle Portete hasta el Batallón del Suburbio, así lo confirma Wilfrido Matamoros, director de la Fundación Siglo XXI. “Llegamos hasta el Batallón del Suburbio, no se hace cosas nuevas sino el mantenimiento; cambiamos baldosas, pintamos los postes que estaban con grafitis. Estamos haciendo un mantenimiento agresivo”, dijo.

Otras mejoras se dieron hace pocos días en la avenida, entre ellas constan el mantenimiento de las áreas verdes y se pintó las fachadas de las viviendas.

El tramo que falta por completar dicha regeneración comprende aproximadamente de 15 cuadras, que van desde el cementerio Ángel María Canals hasta el término de la calle, en el Estero Salado. Los moradores de este intervalo aseguran que llevan años esperando la citada mejora.

Hilda Sigcha, moradora de la 29 y la T, asegura que una de las falencias en el sector es la carencia de un óptimo sistema de alcantarillado.

“Tengo cuarenta y ocho años viviendo aquí y no he visto mejoría, solo han hecho el asfaltado en las calles y las veredas”, expresó.

El Cabildo instaló hace aproximadamente cuatro años un pequeño parque en el término de la arteria, cerca del estero. Los vecinos lamentan que el espacio que una vez fue un área recreativa hoy solo quedan recuerdos. “Los hacheros de aquí mismo lo dañaron”, mencionaron.

Asimismo, en este tramo se constata la presencia de los antiguos postes de alumbrado público, con un tinte gris que parece que la avenida se quedó en la década del 90. Los cables del servicio eléctrico, internet y otros servicios forman una especie de ‘tallarín’ aéreo, las baldosas están ausentes y la frentera de las casas no están pintadas como las del otro tramo.

“Nos hace falta el alcantarillado y más luminarias, así como están en los otros sectores”, dijo Fernando Alvear, morador de la 29 y la Q.

Otro de los problemas que presenta esta avenida es la acumulación de fundas de desechos que se aglomeran especialmente en la noche. Los basureros no se visualizan, ya que, según Wilfrido Matamoros, los moradores lo confunden como un basurero grupal y han optado por retirarlos de la vía. “Hay mucha gente que sale temprano y saca su basura y la deja allí, a futuro hacemos un mantenimiento de limpieza, depende de la frecuencia; puede ser una vez al mes o semana”.

Actualmente no hay proyectos para realizar algún tipo de mejoras en dicho tramo. Matamoros espera que quien ocupe el sillón de Olmedo reanude la regeneración en la calle, “completaremos lo que falta en esta calle, está pendiente”, argumentó.

Una ‘minibahía’ en el suroeste

Aproximadamente 30 establecimientos comerciales de ropa, calzado y hasta de comidas típicas, se han ubicado en las calles 29 y la F. Sergio Chilán, habitante de más de 30 años en el sitio, manifiesta que la presencia de estos locales marca una tradición en este populoso sector del suburbio porteño. “Esta actividad se lleva haciendo por más de cinco años. Los comerciantes sabemos del movimiento que existe en esta avenida y por eso nos hemos puesto aquí”, dijo el también fabricante de calzado. Los moradores del sector aseguran que con esta pequeña feria evitan dirigirse hacia la bahía o al norte de la ciudad. “Lo mismo que encontraré allá aquí lo veo”, dijo María Segura mientras se probaba unos tacones rojos. Las épocas favoritas de los vendedores son las festividades y los feriados. Su jornada laboral empieza desde la mañana y en algunos casos se extiende hasta la medianoche. Cerca de los establecimientos se ubica la iglesia Sagrados Corazones, en las inmediaciones del templo también se constata la presencia de los negocios. “Se deberían hacer los esfuerzos para darnos mayor seguridad con patrullajes”, expresó Álex Olmedo, vendedor de jeans.