Habilidad. Gaspar Alejandro muestra cómo elabora el nudo que le permite conectarse con los fallecidos.

La tradicion de hacer un nudo para los difuntos

En las comunas rurales de Santa Elena, antes de que una persona sea sepultada se le coloca un cordón de color blanco amarrado a su cintura.

En las comunas rurales de Santa Elena, antes de que una persona sea sepultada se le coloca un cordón de color blanco amarrado a su cintura. Según la creencia de los comuneros, la pequeña cuerda, de 2,5 metros, le servirá al difunto para enfrentar a los espíritus malignos en su viaje al encuentro con Dios. Si no la lleva puesta, su llegada al cielo podría ser muy complicada.

En la zona norte peninsular, donde se mantiene viva esta tradición, Gaspar Melchor Alejandro Gavino, de 80 años, es el encargado de confeccionar los cordones para los difuntos, un oficio que realiza desde hace 65 años. Cuenta que fueron sus ancestros quienes le enseñaron a tejerlo.

La casa de Gaspar está ubicada en la población de Libertador Bolívar, allí no le falta el algodón que utiliza para obtener los cordones. El octogenario es uno de los últimos campesinos en los recintos de Manglaralto que sabe hacerlo, por eso ahora le inculca a sus descendientes esta labor.

El cordón para los muertos no tiene costo, Gaspar Alejandro solo pide que se le compre un bulto de hilo de algodón para tener en stock cuando fallece alguna persona. “A veces me dejan para las colas, eso me pone contento”, señaló sonriente.

El proceso para confeccionar el cordón del muerto demora aproximadamente dos horas. Gaspar reúne a cuatro de sus nietos para, de manera hábil y rápida, iniciar el tejido. Cada chico agarra una punta, mientras su abuelo utilizando un pedazo de madera del porte de una regla de 30 cm. empieza a envolver las hebras de algodón. El cordón del muerto lleva tres nudos.

Según Gaspar, sus abuelos comentaban que estos le sirven al occiso para cruzar por el purgatorio, el infierno y llegar al paraíso.

Se enfrenta con espíritus

En Libertador Bolívar consideran a Gaspar Alejandro Gavino como un hombre valiente. Los comuneros aseguran que ha sorprendido al emprender actividades a las que muchos no se atreverían. Una de esas es enfrentarse con los espíritus de las personas que penan cuando fallecen. En cierta ocasión una señora después de muerta no dejaba en paz a su familia y buscaron a Gaspar para que hable con ella y le pregunte por qué no descansaba en paz. “Me quedé una noche solito en la casa de la difunta y cuando comencé a sentir su espíritu me tartamudeó y dijo que en una almohada tenía un dinero y estaba dentro de su ataúd. Era eso que le atormentaba, le comenté a sus familiares para que saquen la cabecera”, narró Alejandro.