El terrorismo genocida ataca despiadado a personas inocentes

S in duda que uno de los mayores flagelos que azota a la humanidad en los tiempos modernos es el terrorismo, que viene no solo reclutando a inocentes niños (para que formen parte de sus “ejércitos”), violando a mujeres indefensas y asesinando a hombres en las regiones donde militan estas bandas de criminales (Asia, Oriente Medio y África), sino también haciendo estallar bombas y poderosos explosivos en lugares estratégicos de naciones desarrolladas (como ha ocurrido en un aeropuerto y estación de metro de Bélgica que ha producido la muerte de decenas de ciudadanos y centenares de heridos) cuyos gobiernos han lanzado ataques aliados para tratar de destruir sus bases de operaciones. Pero, lo realmente condenable es que ciertos países compren el petróleo de la organización terrorista Estado Islámico que sirve para financiar y llevar a cabo sus terroríficas actividades que solo causan muerte y destrucción.

Ojalá que los gobernantes de las potencias mundiales (especialmente de la Unión Europea) reabran las fronteras y sigan brindando el asilo que requieren miles de emigrantes que huyen (justamente de las guerras generadas por estas agrupaciones extremistas) en busca de refugio y trabajo.