El terremoto, una experiencia irreal

N unca imaginé que el día del terremoto en Manabí y Esmeraldas me iba a coger estudiando la Biblia en el salón del reino de los testigos de Jehová. Fue una experiencia irreal como una pesadilla, ya habíamos escuchado el discurso bíblico, cantamos y empezamos a estudiar la Atalaya, cuando de pronto lo que parecía un temblor se convirtió en terremoto. Los segundos parecían interminables y el remezón era más fuerte, cuando me levanté parecía que pisaba olas y en eso se fue la luz...

Doy gracias a Dios, Jehová por haber estado en aquel lugar y darnos otra oportunidad de vida y seguiré imitando a su hijo nuestro señor Jesucristo siendo humilde, considerada y respetuosa.

Adriana Triviño Moreira